Lana odiaba que Hogwarts se viera y se sintiera tan sombrío. El clima que se reflejaba en el cielo que veía a través del techo del Gran Comedor solo la hacía sentir peor. Las nubes grises sobre todo el castillo la hacían sentir más en una pesadilla.
Las miradas pesadas de los demás Gryffindor en la sala común solo la hacían sentir enferma, y sus intentos por hechizarla, en lugar de enojarla, solo la hacían sentir triste.
Lana sentía que en cualquier momento terminaría perdiendo la cabeza y tirándose desde la torre de astronomía.
No estaba segura de que era peor. Si no ver a Hermione o ser despreciada por todos sus compañeros de casa. Lana estaba segura de que lo peor era lo primero. Podría aguantar el desprecio de todos en el castillo si pudiera ver a Hermione, ver su anillo en su dedo, señal inequívoca de que aún la quería.
Otra cosa que la atormentaba todo el tiempo era el llamado incesante de Sirius a través del espejo, todas las noches escuchaba su voz llamarla. Lana se arrepentía de no haber dejado el espejo en casa. Lo había cubierto con toda su ropa, pero juraba que aún escuchaba la voz de Sirius en las noches, aunque podría ser efecto de que estaba volviéndose loca.
Lana podía estar segura de que una de las pocas cosas que evitaban que cometiera una locura, eran las palabras animadoras de Aldo, él le juraba que todo estaría bien, y Lana quería creerle.
Esa tarde, sus pasos resonaban en el pasillo vacío, la mayoría de estudiantes estaban en clase, a excepción de ella, que paseaba por el pasillo, con su nueva placa de prefecta reluciendo en su pecho. Lana se sentía enferma cada vez que la veía, sabiendo que la que debería estar patrullando los pasillos era Hermione.
—Por fin te encuentro sin tu perrito faldero —Lana se detuvo y se volteó, encontrándose con la mirada furiosa de Ginny.
—No sé a quién te refieres, tampoco me importa, Weasley —dijo con desinterés, había planeado simplemente darse la vuelta y seguir su paseo por el pasillo, hasta que vio a Ginny sacar su varita, lo que la forzó a hacer lo mismo.
Lana tensó la mandíbula mientras apretaba fuertemente sus dedos contra la madera. Ginny hizo el primer movimiento, lanzando un hechizo aturdidor hacia Lana, quién lo desvió con un encantamiento protector.
—No quiero batirme a duelo contigo, Weasley —dijo entre dientes, mientras Ginny seguía enviando hechizos a su dirección.
—Deberías practicar cómo mentir frente al espejo —le respondió, Lana maldijo entre dientes mientras seguía desviando los hechizos.
Retrocedía a cada hechizo que daba contra su encantamiento protector, Ginny acercándose a ella a pasos largos. Lana sabía que le encantaría ponerle las manos encima, y pensaba que no podía culparla después de todo.
Jadeó cuando sintió su mano acalambrada. Se preguntó si acaso Ginny no sentía cansancio o si era mejor ignorándolo que ella, sus pensamientos la distrajeron y su varita voló de sus manos hacia atrás, dejándola desarmada frente a la mirada furiosa de Ginny.
—Felicitaciones, Weasley —aplaudió lentamente, aún seguía fingiendo que no le importaba, aunque si la sometieran a veritaserum, dudaba ser capaz de decir que no tenía miedo—. ¿Qué quieres de premio? ¿Un saco de galeones?
La rabia de Ginny se intensificó con el último comentario, lo que dio de resultado un rayo morado que salió de su varita directo al pecho de Lana.
—¡Oh! —jadeó, dando un paso hacia atrás, pero el dolor nunca llegó, llevó su mano a su pecho, sintiendo el frío metal de su collar bajo sus dedos, hasta que comenzó a desmoronarse—. No, no, no, no —musitó desesperadamente, arrancó el collar de su pecho, viendo la piedrita verde desprenderse del metal que se deshacía como si fuera arena.
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Todo por Granger || Hermione Granger
Hayran Kurgu«Te protegeré de todo, Granger. Cueste lo que cueste.» Hermione Granger x Fem!oc Universo y personajes de J.K. Rowling, a excepción de Lana y otros personajes que no reconozcan, la historia de dichos personajes es de mi autoría. Prisoner of Azkaban...