—¿Por qué no me dijiste, eh?
—Porque sabía que justamente iba a pasar esto.
—Me preocupo por ti, Jay. ¿No pensaste en cómo me sentiría yo al enterarme que te torciste el tobillo?
—Tampoco es para tanto... no es tan grave.
Jungwon colocó en sus labios una mueca de tristeza, una que a Jay no le gustaba ver porque lo angustiaba. Estaban en la habitación del rubio, él estaba acostado mientras que Won se hallaba de pie al lado de la cama. Park, realmente, no lo podía mirar, estaba tan hermoso justo ahora que creía que si pegaba un ojo en él no iba a dejarlo ir.
—¿Te duele mucho? —Jungwon preguntó en un tono bajo. Jay negó. —¿Fuiste al hospital?
—No, porque, Wonie, no es muy importante. En serio, no me duele-
—Jay. —el menor hizo un sonido con su boca, como si se estuviera quejando al respecto.
—Yang Jungwon. —Jay dijo en tono reprochante. El mencionado continuaba con esa expresión triste, con esos enormes ojitos cargados de ese brillo excepcional que solo él tenía, sus labios doblados en una mueca; se sentía mal por hacer que se preocupe innecesariamente, pero sabía que por más que se lo dijera, no iba a haber caso. —Es suficiente. Voy a estar bien.
—Siempre dices eso.
—¿Y qué puedo hacer para que me creas?
Jungwon meditó profundamente aquella pregunta que lo había dejado sin respuesta por articular. Jay le estaba regalando la posibilidad de elegir algo que él va a realizar sin oponerse a lo que fuese que pidiera. No quería ser abusivo contra sus deseos, pero estaba casi seguro de que lo que tenía en mente era lo más adecuado.
—Abrázame.
El mayor agrandó sus ojos al oír su respuesta, aunque si tenía que hablar con lo que le dictaba su palpitante y ansioso corazón, él también quería tenerlo entre sus brazos y no soltarlo hasta que se le de la regalada gana. Jay lo miró, sonriendo sin mostrar sus dientes, entonces se sentó en el colchón para extender ambos brazos esperando a que Jungwon quitara su tristeza. El pelinegro dio un paso al frente, restando esa distancia entre los dos, y abrazó fuertemente a Jay. El adverso enredó sus delgados brazos alrededor de su cintura, escondiendo su rostro en el cálido calor que desprendía el menor, mientras que Jungwon tenía el placer de olfatear el aroma a coco de sus dorados cabellos.
—No me gusta que te lastimes. —expresó el menor con cierto pesar en sus palabras. —Sé que no puedo hacer nada, y que es inevitable que esta clase de cosas sucedan, no lo puedo controlar todo, pero no quiero que te sigas lastimando.
—Soy descuidado, lo admito. —respondió Jay, separándose de la calidez del chico para mirarlo al rostro, para observar una vez más aquellos ojos centelleantes como luceros. —Pero intentaré cuidar más de mi. No quiero que te preocupes.
El menor asintió, mostrando una pequeña sonrisa, tímido por la cercanía de sus rostros. Jay le devolvió el gesto, arrugando ligeramente su nariz, lucía indiscutiblemente hermoso. Hasta que habló:
—Ahora... ¿Me creerás? ¿O necesito hacer algo más para que creas en mi? —el rubio levantó una de sus cejas, de repente su sonrisa se convirtió en una risa burlona, mientras que el rostro de Jungwon comenzaba a tornarse de un fuerte rojo por la vergüenza.
El coreano, importándole un pepino el estado de su cara, mudó sus manos sujetando entre el cuello de Jay y sus preciosas mejillas. Allí acarició dulcemente con la yema de sus dedos pulgares, sintiendo la textura suave de su piel, luego miró sus ojos color café que eran decorados por unas largas pestañas, juraba que habían sido los ojos más hermosos que había visto en toda su vida. Jungwon se acercó lentamente a su rostro y depositó un beso en su frente, presionó allí unos extensos segundos, y después regresó a su sitio para volver a mirarlo.
—Te creo, Jay.
El mencionado había quedado estático en su lugar, hipnotizado por la muestra de cariño de la que había sido afortunado de tener, sintió su piel cosquillear después de que el menor se haya apartado de él, pero era una sensación que se sentía extraodinaria, y más para él, que jamás tuvo la oportunidad de recibir el suficiente amor de alguien. Ahora mismo, era la persona con más suerte de todo el planeta.
—Gracias. —agradeció el rubio, adorando al semejante pelinegro que había frente a él. —Pero...
Jay dio un pequeño brinco y atrapó los labios de Jungwon con los suyos, haciendo el típico sonido de un beso, aunque más que un beso fue un tierno piquito, el más lindo. El sonrojo de las mejillas del menor era adorable, es como que si se cargaban con un poco más de timidez iban a explotar. Pero, fue sorprendente cuando... Jungwon tomó la iniciativa de la situación y juntó sus labios en un beso distinto. Jay, sin embargo, no se quedó atrás y correspondió a aquel admirable gesto por parte de Yang Jungwon.
Sujetó su cintura con fuerza, como si se fuera a escapar de su lado. Jungwon, quien aún acunaba el hermoso rostro del mayor entre sus pequeñas manos, se fue hacia delante cuando Jay hizo el ademán de que se subiera sobre su regazo. No estaba del todo sentado en las piernas del rubio, ya que tenía una rodilla de cada lado apoyada sobre el colchón porque no quería depositar todo su peso en él. Esa corta distancia entre sus muslos y su trasero, sus labios besándose con ferviente pasión, le hacía experimentar que estaba básicamente en el aire, pero lo disfrutaba porque Jay lo sostenía firmemente.
—Jay, Seungie me dijo que-¡AAAAH! —un grito, más bien chillido, proveniente desde la puerta causó que ambos chicos se separaran de inmediato. El rubio miró molesto hacia la entrada de su habitación y allí estaba parado aquel maldito de mejillas regordetas, cubriendo su rostro que probablemente estaría rojo como un tomate. Pero, sin embargo, no se fue.
—¡Sunoo!
—¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡Yo no vi nada! ¡Nada de nada! ¡Le diré a Heeseung que estabas acostado durmiendo y no besándote con Jungwon! —Sunoo dijo de manera rápida, puesto que Jay casi ni le entendió a lo que quería llegar. —¡Me voy! ¡Adiosito! ¡Aunque recuerden, sin gorrito no hay fiesta!
—¡Kim Sunoo! —regañó Jay mientras hacía a un lado a Jungwon para levantarse de su cama y caminar dificultosamente hacia el mayor. Pero, antes de que llegara a su paso de tortuga vieja, éste cerró de un portazo la puerta frente a sus narices. Segundos después, escuchó nuevamente cómo gritó emocionado desde el living, lo que provocó aún más vergüenza en él.
AHORA, ¿CÓMO CARAJOS VOLTEARÍA A VER AL ROSTRO A YANG JUNGWON?
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no me duró nada, no me puedo separar de la historia JKSJDKSJS
espero que les guste!
kdl<33
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𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུ
Fanfiction𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍┃❝Donde a Jay le importa un carajo la vida, y es Jungwon quien le hace cambiar de parecer cuando se cruza con él en un puente a media noche.❞ [PRIMERA Y SEGUNDA PARTE] ·highest ranking: * #1 en jaywon. * #10 en enhypen. [no a...