capítulo #35: camp

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01 de junio

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01 de junio.

a 100 días del 09 de septiembre.

Jay inconscientemente anotaba en el calendario colgado en su habitación. No sabía si le daba igual ver que cada vez faltaba menos o se encontraba en una nebulosa por cada día amar más a Jungwon. Era tanto que, al final del día, llegaba a dolerle.

Creo que nunca tuvo los sentimientos claros como ahora. Implicaba ver a esas mejillas elevarse en una genuina sonrisa que lo hace sentirse así de enamorado. Y solo pensarlo le daban ganas de nunca haberlo conocido. Tener que llevarse a la eternidad el infernal amor que es capaz de sentir por ese muchacho, tener arraigado al corazón el dolor de dejarlo en este cruel mundo.

Mirar el calendario y saber que tendrá que esperar quien sabe cuánto para volver a verlo, ya lo entristecía de antemano.

—Ah, Jay solo... deja de pensar así. Vive hasta el último momento con la persona que más amas. —se decía así mismo. Se miró en el espejo colgado en la pared y notó como su mandíbula estaba más marcada de lo usual, quizás sus pómulos un poquito también. —Fighting.

Salió de su cuarto y Maeumi, con la misma emoción de siempre, lo recibió por más que hace cinco minutos atrás ya se hubieran visto. Era un cachorrito muy entusiasta. Incluso estaba.... mordiendo un segundo par de medias. Él movía su colita mientras la tela estaba destrozada en más de tres partes.

—Maeumi... —Jay alargó la última sílaba mirándola. —¿Qué tengo que hacer para que dejes de morder mis cosas? Te he comprado cientos de juguetes...

El cachorro pegó un ladrido. Él era alguien tan manipulable por la ternura, reitera, eque ni siquiera pudo pensar en un regaño para hacerle entender que no debe romper sus cosas, terminó agachándose en el suelo para acariciar su barriguita y apreciar como le mordía sus deditos.

—Sigues siendo el niño de papi después de todo. —una sonrisa se dibujó en sus labios al ver que Maeumi lamió su mano.

Un toque en la puerta hizo que Jay rompiera su burbuja de cariño que compartía con el cachorro. Se levantó del suelo y fue a atender a quien sea que estuviera allí. Sorpresa se llevó sus ojos al observar una cabellera platinada. No le caía mal, lo contrario, le agraba bastante, solo que nunca había recibido tal visita.

—Niki, ¿qué te trae por aquí? —preguntó Park en un tono amable.

—Siento aparecer de la nada... —el aludido sonreía con aparente nerviosismo. Jay arqueó levemente su ceja intrigado. —Sunoo... él- él me dijo que si podía buscar algo suyo de aquí. Espero que no te moleste.

—Está bien. Pasa.

Jay se hizo a un lado dejando al menor adentrarse a su hogar. El cachorrito no tardó en comenzar a ladrar ante la visita, pero rápidamente se adaptó cuando Niki comenzó a hacerle mimitos y hablar cariñosamente. Es exactamente como le habla Jungwon cada vez que lo ve, y le parece demasiado tierno.

𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུDonde viven las historias. Descúbrelo ahora