epílogo

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Ellos no sabían lo que era pedirle a la vida que dejara a una persona un ratito más

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Ellos no sabían lo que era pedirle a la vida que dejara a una persona un ratito más. No sabían lo que era velar a alguien, lo que era ver el cuerpo de alguien al que tanto quisieron dentro de un ataúd. No sabían lo que era mirar al cielo con lágrimas en los ojos deseando que todo fuera un sueño. No sabían lo que era la ausencia de alguien hasta que se fue Jay. Y realmente les hubiera gustado jamás haberlo perdido, no a él.

Había pasado año y medio desde que su muerte causó un raro comportamiento en el grupo de amigos. Los primeros meses fueron un desastre.

Un caos.

El día del funeral Jungwon no se separó de su lápida incluso si la lluvia torrencial caía sobre él. Tampoco lo hizo el día siguiente o la semana que le seguía a esa. Quizás pasó meses en una depresión profunda donde no quería ni siquiera ver a su familia, solo se quedaba encerrado en su habitación abrazando a Maeumi y cuidando a Bongbong a pesar de ser alérgico. No hacía mucho más.

Con el tiempo y ayuda pudo recuperarse. Pudo ver el sol luego de una larga y oscura lluvia.

Y entonces se dio cuenta de que se había perdido cientos de cosas. Como que Sunghoon y Heeseung dieron por terminado su relación, o que Niki semanas después del funeral regresó a Japón por asuntos familiares de su padre biológico, o que en unas horas sería la graduación de Jake y Sunoo.

El momento en el que salió más allá del umbral de su habitación no supo hacia dónde caminar primero, se habían complicado un poco las cosas y tenía miedo de tomar el camino equivocado y empeorarlo todo.

Por ello ahora se hallaba cambiando sus pantuflas por zapatillas decidido después de un extenso tiempo salir sin que otro lo arrastrara u obligara. Sus padres lo esperaban en el carro ya que lo acompañarían a felicitar a Jake en la ceremonia, lo consideraban uno más en la familia y se sentían igual de orgullosos. Su madre luego de mucho utilizaba ese labial coral que la hacía más hermosa, su padre vestía su mejor traje y Byul cargaba dos bolsitas de regalo. Sobre ellos había pasado mucho tiempo desde que salieron como una familia común y corriente, y no es que no le agradara, solo que ellos ya estaban cerrando este ciclo retomando lo que los hace sentir... normales.

Y Jungwon era el único con recuerdos viejos encima, con dejes de él todavía impregnados en la piel.

Como si hubiera algo que no le permitiera ser libre completamente.

No quería librarse del amor de Jay, pero sí quería soltar este sentimiento que lo ahoga cada vez que se acuerda de él.

—¿Estás listo, cariño? —su madre preguntó desde el frente del auto. Sin darse cuenta ya estaba junto a su hermanita en el asiento trasero.

—Podemos esperar si aún no lo estás. —dijo su padre viéndolo por el espejo retrovisor.

Hubo un corto segundo donde los miró fijamente.

𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུDonde viven las historias. Descúbrelo ahora