capítulo extra.

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La noche se veía espléndidamente poblada de estrellas, era fría, pero sobre todo la más intensa que Jungwon había vivido. El viento soplaba puro y ligeramente despeinaba sus cabellos, el vaho escapaba de sus labios y el sonido del río se acercaba a sus oídos. Estaba de camino a casa, era la primera vez que tomaba esa clase de atajo en dirección a su hogar y ha decir verdad su estómago daba vueltas ansioso. Era el cumpleaños de su hermanita pequeña y había comprado un regalo que ella desde siempre quiso, pero que por problemas económicos era difícil de conseguir.

Se sintió realmente bien poder consentirla un poco.

Sin embargo, su cuerpo se vio obligado a detenerse a mitad del puente por el cual cruzaba, el terror le recorrió desde la punta de sus dedos hasta sus cabellos más finos y su corazón comenzó a latir de manera agresiva en su pecho. Frente a sus ojos se mostraba una situación fuerte, de la que no podía despegar su atención. Con lentitud avanzó sus pasos hacia aquella persona que yacía sentada sin ninguna preocupación —al parecer— encima.

—¡Oye, tú! —el grito de Jungwon raspó su sensible garganta, incluso le dio escalofrío. No obstante, el adverso ni siquiera se inmutó ante su chillido, solo lo observó con una mirada vacía y perdida. —¿Q-Qué haces ahí? ¿Ibas a-a saltar?

—No te incumbe.

—No saltes.

—Solo estoy sentado. —soltó un bufido, para luego murmurar algo que no logró oír.

Jungwon si antes se sentía ansioso, ahora aquella sensación estaba mezclada con los nervios por ver al chico tan pacífico y tranquila. ¿Por qué era el único que tenía incertidumbre acerca de la situación?

—¿Necesitas ayuda? —cuestionó Yang, avanzando otro paso.

—¿En qué?

—Como estás allí, supongo que no la estás pasando bien. —mordisqueó su labio inferior un poco. —Soy Jungwon, ¿cuál es tu nombre?

—Jay.

—Bien. Entonces, Jay, ahora que nos conocemos, ¿podrías bajar de ahí, por favor? —Jungwon pidió bastante desesperado. Desde que sus ojos se posaron en la distancia sobre ese rubio sentado en el barandal del puente, estaba comprometido a que si le sucedía algo, él se iba a ver envuelto en una eterna culpa.

—¿Por qué?

—Porque un chico como tú no debería estar allí.

—¿Y a qué te refieres a un chico como yo?

—Un chico joven. —respondió Jungwon. Jay entornó sus ojos. —Por favor.

—De todos modos, ¿qué haces tú aquí a esta hora? —Jay cambió el rumbo de la conversación. —¿Qué te hizo llegar aquí?

—Es la ruta más rápida que tomo para irme a casa. —respondió Jungwon. —¿Tu qué haces aquí?

—Estaba trabajando. —hizo una mueca. —Me queda de camino a casa también.

—¿Por qué no vamos juntos? Te acompaño. —Jungwon volvió a intentar que Jay se bajara del barandal, lo estaba poniendo nervioso que sus pies estén colgando en el aire y su vida esté dependiendo del maldito equilibrio. —¿Quieres?

—Eres un extraño.

—No lo soy, sabes mi nombre, con eso creo que es suficiente.

Jay parecía cuestionarlo, no estaba muy convencido de tal cosa y la expresión inconforme en su rostro lo hacía notar. Sin embargo, Jungwon sintió el nudo en su estómago aflojarse cuando vio que el adverso dio intenciones de regresar los pies al suelo. Pero, todo cambió cuando su pie resbaló con el barandal y en lugar de caer del lado del asfalto, su cuerpo se dirigió hacia atrás.

𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུDonde viven las historias. Descúbrelo ahora