capítulo #40: just a little bit

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Ya estaban de vuelta a casa. El viaje fue un tanto incómodo para los dos mayores, no se dirigieron la palabra en todo el día siguiente ni mucho menos durante el medio día, para la tarde cada uno estaba en su respectivo hogar y estaban agradecidos de no ser obligados a saludarse.

—Ah, todavía debo buscar a Bong y Maeumi. —murmuró Jay a la vez que se sentaba bruscamente en el sofá, agotado de estar fingiendo durante estas extensas horas que todo estaba bien.

Debía seguir pretendiendo que su cabeza no le dolía como el infierno, que tenía un inmenso cansancio físico y que si no fuera porque Jungwon estaba a su alrededor probablemente estaría desplomado en el suelo desmayado.

—¿Ya estás durmiendo? —el menor, quien salía del baño, preguntó. Veía al rubio recargado en el respaldo del sofá mientras que con su brazo cubría sus ojos. —Amor~

Jungwon se sentó a su lado, más el rubio no emitió sonido alguno. Agitó una mano frente a él aún esperando una reacción, pero aquello terminó de confirmar que se había quedado dormido.

No quería molestarlo porque visiblemente estaba cansado, por lo que se levantó del sofá y decidió husmear un poco en su cocina ya que su estómago había comenzado a rugir de hambre y, probablemente, Jay estaría igual de hambriento que él.

—Para ser un gran chef solo tienes ramyeon. —el menor observaba el paquete en sus manos, pensando en qué podría agregarle para que no sea una comida tan vacía. —Ramyeon y huevo será.

Todo el proceso no llevó tanto tiempo, Jungwon se babeaba con tan solo oler las especias y no podía aguntar probar un bocado. Mientras apagaba el fuego y buscaba los palillos, sintió cómo unas manos se paseaban por su cintura y un peso caía sobre su hombro izquierdo. No pudo evitar sonreír al respecto.

—Perdón por entrar a tu cocina. —dijo Jungwon. —Espero que no te moleste.

—Para nada. —Jay dejó un pequeño beso sobre la piel del cuello del menor. —Es más, me leíste la mente.

—Esto es lo que usualmente cocinamos con Jake y Niki cuando usurpan mi casa. Yo no soy muy fan de la cocina, pero creo que es lo más rico que puedo hacer.

Jay lo abrazó aún más fuerte cuando sintió en su nariz la sutileza de su colonia, y de alguna forma lo volvía loco la manera en la que sus caderas tenían aquella curva donde él la encerraba con sus brazos.

Él en ningún momento se había quedado dormido, solo necesitaba hacer pasar un poco la molestia en su cabeza, y la verdad estaba en que estando cerca de Jungwon lograba adormecer ese dolor tan punzante.

No sabía cómo explicar lo que es Jungwon para él. Antes, Jay vivía en su propio mundo fundido de muchísimas desgracias, trabajos de medio tiempo los siete días de la semana, la insufrible escuela la cual perdió un año por, justamente, sus trabajos, sumándole tener que pretender que todo estaba bien solo para convencerse así mismo de que su esfuerzo no era en vano; y luego llega un mocoso con enormes ojos delineado por hermosas pestañas a poner absolutamente todo de cabeza.

𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུDonde viven las historias. Descúbrelo ahora