𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍┃❝Donde a Jay le importa un carajo la vida, y es Jungwon quien le hace cambiar de parecer cuando se cruza con él en un puente a media noche.❞
[PRIMERA Y SEGUNDA PARTE]
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* #10 en enhypen.
[no a...
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Heeseung tenía pequeñas lágrimas acumuladas en sus ojos a medida que se alejaba del estudio de patinaje del padre de Sunghoon. Había ido allí como la segunda opción al no encontrarlo en casa como habían acordado al principio. Se sentía tan mal ahora, que juraría que si no fuera porque estaba caminando por el centro repleto de personas, probablemente estaría llorando como el adolescente sensible que era.
No podía procesar la imágen. Si lo hacía, su corazón dolería mucho más.
«¿Qué hice mal?»
«Le aburrí.»
«Sunghoon, con un carajo. ¿Por qué?»
Heeseung se detuvo a respirar. Literalmente, el llanto lo estaba ahogando. Su celular comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón, al sacarlo pudo haber no querido leer el identificador o ver esa foto de ellos juntos sonriendo pretendiendo que todo estaba bien. Exhaló más de una vez, vacilando entre si contestar o no; luego de la segunda llamada, atendió.
—Hola... —estaba intentando sonar lo más normal posible, apesar de que en su cabeza se esté formando un lío y en su garganta haya un nudo insoportable.
—Amor, me preocupaba que no respondieras.
—Mi celular estaba en silencio, justo lo saqué para llamarte también. ¿Dónde estás? —mentía. Su boca estaba mintiendo.
—Estoy en el estudio. ¿Y tu?
—Esperándote en casa, como acordamos.
No sabía la razón por la cual estaba inventando tanto. Tal vez... solo quería ignorar lo que vio, como si no hubiera ocurrido. Era eso, ¿no?
—Oh, sí, cierto. En un ratito estaré allí, amor. Debo cerrar este lugar primero.
—Bien, cielo. Te espero.
—¡Adiós!
La llamada se cortó luego de que Heeseung haya colgado. Sunghoon cubrió su rostro para luego suspirar frustrado.
—Era él. Mierda, él lo vio todo. —murmuró al borde de la locura misma. —Cielo es la última ñoñería que me diría.
Entendió que Heeseung lo sabía cuando en su tono de voz se notaba con claridad la desilusión. Nadie además de él conocía sus snacks favoritos. Nadie además de él sabría que su segundo hogar es la pista y que podría encontrarlo allí como último lugar en el mundo. Lo había arruinado por completo.
—Lo siento. Yo-
—No. Es mi culpa. —lo interrumpió Park descubriendo sus ojos para peinar sus cabellos hacia atrás. —Yo dejé que pase. Si tan solo hubiera...
El corazón le latía desbocado. Las manos le temblaban debido a los nervios que experimentaba su cuerpo al imaginar qué es lo que Hee podría decirle. Él nunca antes se había enojado, siempre fue una persona pacífica y amable, cariñosa aunque no lo pareciera. ¿Cómo iba a enfrentarlo? ¿Y sí hacía como él, pretender que no pasó nada?
