capítulo #30: live each day as if it were your last

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Jay se encaminaba hacia el hospital el cual Sunoo le había pasado la dirección

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Jay se encaminaba hacia el hospital el cual Sunoo le había pasado la dirección. El taxi que pidió iba en completo silencio mientras pasaba por el puente de sus pesadillas. Park le pidió si podía encender la radio, se sentía sofocado.

Las luces de la tarde llegaron. Los tonos en el cielo recaían en la ciudad. Jay pudo ver en su totalidad el mundo que estaba acabando con él.

Luego de aproximádamente diez minutos más, llegó a su destino. Le pagó al conductor y mientras colocaba las manos en los bolsillos de su campera, se dirigió a la entrada del edificio.

Supo reconocer a Sunoo, ya que apostaba a que su postura la reconocería una en un millón. Pero le parecía extraño que estuviese sentado en un escalón, erguido hacia el frente y con el rostro cubierto. ¿Tan grave era lo que le había ocurrido?

Se acercó a él dispuesto a saberlo, y al estar a unos pocos metros de distancia, el azabache descubrió sus ojos dejando a la intemperie sus orbes irritadas. Y parecía que aumentaron sus lagrimones cuando lo vieron.

—Sunoo-ah... —pronunció el mayor mientras se ponía de cuclillas frente al aludido, intentando comprender el significado de su mirada. —¿Qué pas-

—¿Por qué no me lo dijiste? —su voz casi quebrándose le hizo cuestionarse dos veces seguidas sobre qué mierda hablaba. —¿Asumiste que me dolería menos si me enteraba por otra persona? Es injusto y egoísta de tu parte creer que yo no sentiría nada si tu solo permanecías callado.

Jay quiso tocarlo, pero él alejó su cabeza.

—No entiendo, Sunoo. ¿Puedes explicarme? —intentó por segunda vez entender qué había hecho mal.

El menor volvió a cubrir sus ojos con ambas manos e inició un nuevo llanto que en su total silencio terminó por desesperarlo. La gente a su alrededor los miraba reprochantes, y Jay ya no sabía qué hacer.

—Sunoo-ah, debes explicarme qué es esto que me dices para que pueda-

—Tu vas... a d-dejarme. —lo interrumpió, queriendo hundir más su cara entre sus brazos para poder desaparecer. —Vas a irte y me dejarás para siempre. ¡Maldita sea! ¡Eso no es justo!

Aquello sirvió para que en un instante uniera los cabos y se diera cuenta hacia qué rumbo iría la conversación. No creyó que su secreto prontamente ya no sería solo de él. Y le daba rabia, porque estaba casi seguro de que si nadie se enteraba podría irse en paz. O eso pensaba.

—Lo siento... —pronunció el rubio apoyando una mano en la cabellera adversa y así proporcionar un poco de consuelo. Pero eso pareció estimular aún más el pavor de Sunoo, ya que sus sollozos comenzaron a ser más fuertes y lastimeros. —Es mi culpa. Fui descuidado y dejé que lo supieras. Mi intención jamás fue que lloraras...

El azabache apartó una vez más la mano de Jay. Su mirada expresaba angustia. Se colocó de pie como pudo y comenzó a correr en un intento de alejarse de él, a lo que Jay lo siguió. Corría a pesar de sentirse muy perezoso para hacerlo, sus piernas estaban dejando atrás, además del mayor, aquella noticia nefasta que se le fue dada a conocer con la guardia baja.

𝙎𝙐𝘾𝙃 𝙄𝘿𝙄𝙊𝙏 ཻུDonde viven las historias. Descúbrelo ahora