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Capítulo 32.
Daños.

Alastor tomó con fuerza su bastón, tratando de calmarse. Caminó dando círculos por toda la habitación mientras Husk ayudaba a Niffty a cambiarle la pantalla rota a Vox.
La rabia afloraba de sus venas como si fuese puro veneno.

— Ya está. Ahora baja.—la rasposa voz del gato se hizo presente en los oídos del demonio.

— Más le vale darse prisa. No pienso perder más tiempo.—arrancó con furia, a pesar de que quería mantener el tono con Husk.

Vaggie estaba descansando sobre el salión del hall, aún con lágrimas cayendo por su rostro.
No sentía pena, a decir verdad, pero pudo empatizarse con ella. Perder a la persona que amas no es sencillo.

— Lucifer estará aquí en breves.—escuchó la metálica voz de Vox mientras le veía por el rabillo del ojo acercase a él— En cuanto llegue iremos yendo al estudio.

— El plan es destrozar todo a nuestro paso y no dejar ni un sólo alma con vida.—dijo Alastor— O al menos es así como lo pienso tomar yo.

— Haz lo que quieras.—respondió la televisión, sin darle importancia.

De nuevo, Husk quiso responder a Alastor, intentando convencerle para que se redimiera y pudiese pasar su vida en el cielo a su lado, pero se calló.
Ya había visto a ese Alastor antes. Sólo una única vez. No lo iba a escuchar por mucho que lo intentara. Tal vez podría convencer a Charlie de que luego fuese más riguroso con él. Lo último que quería era ver a ese venado fracasado estar triste porque ha perdido a alguien a que amaba. Por segunda vez.
Aunque la historia de sus padres fue distinta, iba a tener el mismo final. Unos en el cielo, y el condenado al lugar que se merecía.
Alastor estaba enfermo, y __________ consiguió curarlo. Bueno, hasta ese momento.

— Creo que es el rey, iré a ver.—Vox hizo un pequeño gesto y marchó a abrir la puerta.

Con impaciencia, Alastor mantuvo sus ojos en el suelo esperando una respuesta de Vox.
Llegó poco después, junto a la elegante figura de su majestad.

— ¿Dónde está mi hija?—su voz retumbó por todo el hall, furiosa y frustrada.

— Secuestrada, al igual que mi pareja.—Alastor gruñó— Están en el estúpido estudio de Valentino, tenemos que actuar rápido.

— Opino lo mismo. Quien se la llevó fue Luther, creo que se le hará familiar ese nombre.

— ¡El ladrón!—gritó Lucifer— ¿¡Ese hijo de puta ha secustrado a mi hija!?

Alastor dibujó una enorme y siniestra sonrisa en su rostro. Cuanta más rabia acumulaba, ya fuese suya propia o ajena, más razones tenía para ir matando a esos desgraciados. Estaba perdiendo su tiempo.

— ¿Ladrón?—la cuestión de Vox hizo que Alastor volviese en sí.

— Sí. Ese malnacido se llevó mi bastón y se lo vendió a otro demonio. Tuve que matar una mafia entera para recuperarlo...—enseñó el bastón que entre sus manos se encontraba, aunque tenía rasguños.

— Bueno, ahora tienes la oportunidad de hacerle pagar tu deuda.—Alastor concluyó— Hay que darnos prisa.

— Sí.—Vox asintió, dirigiéndose junto al rey hacia la salida.

Alastor se volvió en sí mismo para ver a Vaggie en el sofá de nuevo, aún con la mirada perdida y los ojos llorosos.
Niffty estaba a su lado, tratando de animarla como podía.
Alastor se acercó y la acarició el hombro con cuidado.

— Las recuperaremos a ambas. Vivas. No permitiré que las hagan daño.—la calmó.

Los músculos de Vaggie se destensaron. A ella le encantaría poder ir también, pero su impotencia era tal que apenas podía moverse. Tenía miedo. Mucho miedo.
Asintió, depositando sus esperanzas en él, aunque desearía destrozar a Luther por su cuenta hasta que ya no pueda más.
Bajó la mirada de nuevo, secándose unas lágrimas.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora