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Cuando finalmente pude quitarle su extraña idea de la cabeza y pude hacer que se concentrara en comer y mantener cerrada la boca, volvió a sacar el tema.
— ¿Pero cuál es tu favorita? Yo no puedo elegir, son todas magnifícas. ¿Cuál probarías?
— Angel, por favor...—dije, tapándome el rostro con las manos.
Charlie, Vaggie, Niffty y Alastor estaban fuera. Husk estaba durmiendo en el sofá aún. Pero aún así, ¿qué le pasa a este tío en la cabeza? Es un tema horriblemente vergonzoso.
— ¿Eres virgen?—preguntó, intentando desviar la atención de su "libro".
— Sí. ¿Por qué?—pregunté, sin muchas ganas de recibir su respuesta.
— Entonces no sé qué hago preguntándote estas cosas, tú no entiendes.—negó con la cabeza al mismo tiempo que lo decía.
— Eres muy descarado.—le dije.
— ¿Y me vas a decir algo nuevo?—rio.
Me callé. Escuchamos la puerta abrirse. Lo que me faltaba. Volví a meterme a la boca la cucharilla, sin siquiera saborear el yogurt. Recé en mis adentros para que Angel no dijera nada en frente de quien hablase.
— ¿Quién es?—gritó Angel, canturreando.
Apreté los labios. Charlie, Charlie, Charlie, Charlie, Charlie. Sólo podía pensar en ella como mi salvadora, o Vaggie en su defecto. El rostro que me encontré no esperaba verlo, y mucho menos después de aquella discusión entre él y el demonio de la radio.
— ¿Vox? ¿Qué haces aquí?—bajé la voz, intentando no despertar a Husk.
— Quisiera hablar con usted, aunque sea un mísero momento. No puedo parar de pensar en usted últimamente...—apartó su rostro, encontrándose con Angel.
— ¿Val está contigo?—canturreó.
— Está en el estudio. Deberías ir a verle, tal vez no sea muy buena idea dejarlo sólo.
Ese fue el billete perfecto para que Angel se fuera corriendo, dando un portazo detrás de él. Al momento, empujé a Vox hacia la salida, antes de que Husk se despertara. Lo saqué a la calle.
