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Capítulo 37.
Hielo.
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TW: Escenas sexuales explícitas, BDSM leve, praise kink, bitting kink y semi-choking (?). Si no es de tu agrado, recomiendo saltar capítulo (en caso de que haya actualizado).





Se sentó a mi lado de nuevo. Entre los dos habíamos terminado de fregar los platos que habíamos usado para la cena. No recordaba haber tenido este hambre de lobos en un buen tiempo.
Encontré a Alastor con la mirada perdida mientras limpiaba su monóculo con una leve sonrisa. Le miré las orejas, las cuales se movían alguna que otra vez.

— Quedarse mirando a los demás es de mala educación, querida.—dijo colocándose el monóculo de nuevo.

— Lo siento. ¿Puedo hacerte una pregunta?—le dije.

— No me vas a tocar las orejas.—sentenció.

— No es sobre tus orejas, tonto.—reí levemente, nerviosa— Es más bien sobre tus cuernos. Tengo curiosidad.

— ¿Curiosidad?—preguntó. Ahora tenía toda su atención.

— Sí. ¿Por qué son tan pequeñitos? Parecen tenedores de dos dientes.—contesté, inclinando la cabeza levemente para tener una mejor vista.

— Eso ha sido cruel, pero lo dejaré pasar por esta vez.—dijo— Puedo hacerlos crecer mucho más. Depende de cómo me sienta.—se encogió de hombros levemente.

— ¿A qué te refieres?—le pregunté.

— Bueno... Supongamos que tengo ganas de matar. En el momento de matar puedo hacer crecer mis cuernos.—contestó con facilidad— Aunque no siempre crecen. Siempre dependerá de la situación.

— Ya veo.—le contesté, aunque realmente no había entendido gran cosa.

— Bueno, creo que va siendo ya hora de irnos a descansar. Mañana tal vez te lleve al lago si te portas bien.—dijo juguetón.

Me tomó en brazos y me llevó a una espaciosa habitación. Tenía la misma estética de cabaña antigua. Me dejó sobre la cama y me dio un beso en la frente.

— Vale, ya lo pillo, la madera es lo tuyo.—le dije, pasando mi mano por la cabecera de la cama— Hasta una radio de madera.—señalé nada más la vi.

— Es muy parecida a una que me regaló Husker hace mucho tiempo. Por eso la compré.—comentó, tomándola entre manos.

— Antes eras locutor de radio, ¿no es cierto, Alastor?—le pregunté, él asintió— ¿Por qué ahora no?

— La gente... Digamos que tienen unos gustos horripilantes a la hora de escoger. Prefirieron tener un... trasto que proyecta imágenes antes que la vieja usanza de la radio.—se quejó— La radio tiene mucho más arte. La voz debe de llegar al público, no debe de ser camuflada por unas tristes y patéticas imágenes.

— ¿Es por eso por lo que odias tanto a Vox?—pregunté.

— En parte sí, y en parte hay más de veinte razones por las cuales prefiero matarlo antes de que tenga crías.—gruñó.

— Bueno... Tal vez no sirva mucho, pero solía escuchar la radio cuando iba en coche al trabajo.—le dije, sonriendo.

Él calmó su cuerpo considerablemente, mirándome a los ojos. Se quitó el monóculo y el chesterfield, y los dejó de lado.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora