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Capítulo 42.
¡Nuevos integrantes!


















— Espero no haber tenido la desfachatez de haberla molestado.—Gabriel habló con una dulce sonrisa en su rostro.

— Oh, no. En absoluto.—le contesté.

— La noto agitada. ¿Ha ocurrido algo?—cuestionó, girando su cabeza levemente.

— No, no, no es nada importante, no se preocupe.—le sonreí.

— Bien, entonces procederé.—habló— Me alegra ya informarle de que nuestro querubín ha llegado sano y salvo a vuestro hotel, y para cuando usted se despierte, estará golpeando la puerta.—aplaudió, emocionado— Desgraciadamente, los otros tres que le acompañaban... Hemos tenido que deshacernos de ellos. Sea como fuere, él ayudará con la rehabilitación de los huéspedes de su hotel.

— Oh, eso es bueno.—dije en voz alta, al fin teniendo buenas noticias en la cabeza.

— Eso espero. Mebahel siempre hace su trabajo  como bien se le manda, por lo que facilitará las redenciones de manera exponencial. Espero que puedan llevarse bien en el tiempo en el que él se encuentre ahí.—amablemente, Gabriel hizo un gesto con ambas manos para despedirse— Por el momento he de retirarme. Sin embargo, esta misma noche volveremos a vernos.

— Aguardaré con gusto la noche.—le contesté, despidiéndome igual.

Abrí los ojos acto seguido. Estaba entre Angel y Husk; Angel abrazándome con fuerza como si fuese un peluche.

— Angel, suelta.—le susurré, aunque no hizo efecto.

Conseguí librarme de sus cuatro brazos y escaparme al centro de la habitación. Tomé ropa, como siempre, y corrí por los pasillos hasta llegar al baño y asearme rápidamente. Llegué a la habitación de nuevo y dejé la ropa sucia en el cesto de la ropa, y bajé las escaleras de nuevo.
Cuando pisé el suelo del último piso, un par de toques se escucharon en el hall.
A pasos agigantados me acerqué a la puerta para abrir. Allí estaba el pequeño querubín, una cabrita de pelo rizado y de color azulado, con ropas blancas decorando su cuerpo. Tenía una expresión amable y dulce.

— Muy buenos días, señorita. Mi nombre es Mebahel, y he venido a ayudar con la rehabilitación de los demonios, espero ser útil en vuestra empresa.—con una enorme sonrisa saludó.

— Hola, me llamo ___________. Me alegra verte por aquí. Por favor, pasa.—le indiqué para que entrase.

Él dio varios pasos adentro, y esperó durante unos segundos a que cerrase la puerta. Me recordaba mucho a las cabras que seguían a Charlie de vez en cuando, pero mucho más abrazable y adorable.
Definitivamente era del cielo.

— Bien, ¿quienes son los demonios que estaremos redimiendo?—preguntó alegremente, colocándose en medio del hall.

— Ahora mismo están descansando, pero los oficiales se llaman Angel Dust, Vox y Anne.—nombré, sonriendo.

— ¿Oficiales?

— Sí, hay uno más a parte de ellos pero que es personal del hotel.—me agaché una vez estuve a su lado— No le gusta que hablemos del tema en alto, pero él quiere redimirse. Cualquier ayuda le vendrá bien.—le susurré.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora