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Capítulo 40.
Muertos vivientes.






— ¿Ha ido otra vez a casa de Alastor?—pregunté, sorprendida.

— Sí. Pero esta vez se llevó algo, no como la vez anterior. Era esto.—Angel sacó de su pelusa una calavera, aunque le faltaba la mandíbula.

— Ugh, qué buen plan, esconde a un muerto en tu pecho.—Husk dijo, alejando la calavera de él.

Yo la tomé entre mis manos, sin comprender por qué Alastor tendría cadáveres en su casa, a pesar de que era de esperar. Sobretodo por parte de Alastor. “Los trofeos son trofeos.”, pensé.

— ¿Y para qué mierda quiere un lagarto sin piernas una calavera?—Husk preguntó, frunciendo el ceño— No tiene sentido.

— Ni idea. Pero si ha vuelto una segunda vez será porque es importante. Igualmente, Alastor debería proteger su casa mejor...—Angel hizo un gesto, aunque no coprendí para qué.

— Tranquilo, ya le he intentado convencer y no parece querer cambiar su casa.—dijo Husk, gruñendo.— En fin, ¿y qué hacemos con... eso? Como se entere de que Angel ha ido otra vez a su casa le echará la culpa.

— ¿Y si decimos que fuiste tú?—pregunté, mirándole fijamente a los ojos.

— ¿Por qué yo?—se quejó, mostrando los dientes junto a una enorme insatisfacción.

— Porque eres el único que hubiera podido a parte de Angel contra Sir Pentious. Recuerda que yo no puedo haceros ni cosquillas.—le dije.

Él se quedó pensando durante unos instantes y suspiró, tomando la calavera en brazos y disponiéndose a salir del lugar. Tan pronto como le vimos cerrar la puerta de nuestra habitación, Angel soltó un suspiro de alivio.

— De no ser por Husk, si hubiera ido yo, Alastor me hubiera arrancado brazos y piernas.—comentó, un poco asustado— Pero al menos tenemos una parte hecha. Quiero seguir investigando.

— Ten cuidado, Angel.—le dije— Sé que te hace ilusión hacer de detective y esas cosas, pero recuerda que te estás poniendo en peligro.

— Es por una buena causa, así que realmente no es que me importe mucho.—Angel sonrió— Seguro que gano puntos extra con los del cielo por haber cazado a la serpiente fosilizada.—comentó, una inocente malicia apoderándose de sus palabras.

— Eres un idiota.—le di un pequeño codazo en el brazo— Pero, en serio, ten cuidado. Te estaré vigilando, que lo sepas.

— No puedes vigilar lo que no puedes ver.—Angel hizo un gesto como si estuviera desvaneciéndose en la oscuridad.

Definitivamente no iba a cambiar, Angel seguía siendo el mismo idiota bromista de siempre, una alegría para el hotel.
Sin embargo, en verdad me preocupaba lo que le pudiera pasar a partir de haber agredido a Sir Pentious, aunque según él, no era la primera vez y probablemente no sea la última.

Angel se levantó y se fue junto a Charlie, la cual quería comenzar de una vez el programa de redención de Angel. La paré un instante.

— ¿Puedo hablar contigo? Tema Helsa.—resumí rápidamente.

Ella rodó los ojos con una sonrisa socarrona.

— ¿Qué? ¿Ha aceptado ya que soy mejor que ella?—preguntó Charlie, un adorable tono de superioridad tiñendo sus palabras.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora