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Había decidido tumbarme en las piernas de Angel, quien estaba sentado en la cama. Charlie y Vaggie estaban a su lado, y yo tenía delante a Husk, y a su izquierda la pequeña Niffty, que estaba leyendo en un pequeño telefonillo. Todos nos encontrábamos en mi habitación, expectantes.
— Bien.—dijo Vox entrando a la habitación— Ya estáis todos, por lo que veo.
Husk suspiró pesado ante su comentario, parecía molesto. Acaricié su peludo brazo desde mi sitio, lentamente. Vox tomó una silla.
— ¿Sugerencias para ver esta noche?—cuestionó, dejando el sombrero de lado y quitándose la chaqueta que le cubría.
— ¿Qué tal una de terror?—preguntó Husk, sonriendo.
— No, gracias.—dije yo, sabiendo que el comentario iba dirigido a mí— Algo más gracioso estaría bien.
— ¿Comedia a estas horas de la noche?—cuestionó Husk— Venga, ¿qué tengo que hacer para convencerte de ver la de terror?
— Literalmente nada, quiero no tener pesadillas esta noche.—me incorporé para encararle.
— Siempre puedes engancharte a mí si tienes mucho miedo.—sonrió, pícaro.
— Husk, no.—concluí.
— Tengo una idea.—intentó hablar Charlie— ¿Y si vemos un documental?—se emocionó— ¿Nunca os ha causado curiosidad los animalitos del mundo humano?
Nos quedamos todos callados unos instantes. Todos nosotros vivimos en el mundo humano, sin embargo, ella no. Al caer en cuenta rápidamente voté a favor.
— Opto por el documental.—dije.
— Yo igual.—se acomodó Vaggie mientras contestaba, parecía haberse dado cuenta de lo mismo.
— A mí me da igual.—contestó Angel apoyando su cabeza en mi hombro.
— A mí igual.—contestó Niffty, gateando hasta donde estábamos Husk y yo y se puso en medio.
— Que os den.—contestó Husk a regañadientes.
Vox sonreía, probablemente se estaba divirtiendo con esta situación. Cambió, entonces, su rostro, a un documental.
