𝐐𝐔𝐀𝐑𝐀𝐍𝐓𝐀𝐂𝐈𝐍𝐐𝐔𝐄

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Cuando vuelva.

     Los días pasaban lentos

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     Los días pasaban lentos. Era una tortura. Si no discutían Angel y Husk, lo harían Vaggie y Charlie. Siempre tenía que ocurrir algo.
     Por no hablar de Anne o Vox, que simplemente me ignoraban o pasaban de mí. Tanto Niffty como Mimzy estaban desaparecidas, siendo así que se marcharon hace unos pocos días y no regresaban.
     Mebahel había vuelto al cielo por unos asuntos en los que tenía que echar una mano, pero no tardaría en llegar de nuevo.
     Y... Sir Pentious... El causante de todo el caos, continuaba merodeando por el hotel como si no viniese a cuento.

     A Alastor no parecía importarle mucho. Lo trataba de poca cosa y a menudo se olvidaba de su nombre... E incluso de su existencia.
     Sin embargo, no se permitió el lujo de abandonar mi lado y usualmente me solía llevar con él a todas partes, sin querer dejarme en manos del resto.

     — ¿A dónde te gustaría ir, querdia mía?—acercó mi mano lentamente a su rostro, besándola con cuidado y mimo.

     — Estoy cansada, me gustaría volver al hotel.—él arqueó una ceja, sin embargo, su sonrisa se tornó a una un poco más leve.

     — Cansada, ¿eh?-él cuestionó- Últimamente no puedes salir como los primeros días. ¿Te encuentras bien? ¿Duermes bien por las noches?—su mano atravesó mi espalda, haciéndose camino desde mi cintura hasta los hombros.

     — Sí, es sólo... Que me estresa todo lo que está ocurriendo en el hotel.—confesé, acercándome a él levemente.

     — ¿Más específicamente...?

     Me quedé pensando unos instantes. Todo me causaba estrés, pero me preocupaba más Mimzy y Niffty. Ambas no habían dado señales de vida... Y Niffty no es que fuese muy callada por Voxtagram.

     — Niffty y Mimzy.—contesté— Hace varios días que no dicen nada. Incluso Niffty me ha dejado de escribir por Voxtagram.

     Él amplió su sonrisa y continuó su camino en silencio. Supuse que eso era señal de que estaban bien.

     — Si tanto te preocupan, puedo ir a buscarlas para ti.—finalmente añadió.

     Le sonreí levemente y asentí repetidas veces.

     — Eso sería maravilloso, Alastor.—le contesté.

     El resto del camino hacia el hotel lo pasamos en silencio. De vez en cuando podía escucharle tararear alguna canción mientras me apegaba más a él y me regalaba un beso en la frente. Mis mejillas se encendieron notablemente mientras yo disfrutaba de su trato.
     Definitivamente Alastor estaba corrigiendo su postura. Avisaba de si no iba a estar por unos días, pasaba mucho más tiempo a mi lado, era afectivo y me lo transmitía muy de vez en cuando, incluso abiertamente ante los demás demonios. Alastor me había animado mucho. Muchísimo. Y se lo agradecía de corazón.

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora