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Capítulo 34.
El cielo.

— Me esperaba que hubiese más demonios por aquí. Este lugar es precioso.—le dije a Husk.

Nos habíamos sentado en un pequeño banco. El parque definitivamente era muy distinto a lo que me había imaginado, es decir, un parque para niños.
Espacioso, lleno de plantas de todo tipo, y con un aroma distinto al de la ciudad.
Me relajaba mucho ese sitio.

— No a todos les gusta la paz y la tranquilidad, supongo, aunque por la noche se suele llenar más...—sugirió, con una pequeña sonrisa.

— ¿Por qué?—cuestioné mientras él se levantaba.

Me hizo un gesto para quedarme quieta.
Se fue un momento de mi campo de visión y volvió tras unos segundos.

— Se ve mejor por la noche, pero igualmente, disfruta del espectáculo.—el gato se sentó a mi lado, y se quedó esperando.

Poco a poco se fueron viendo unos puntos en el aire iluminarse. Estaban por todas partes, aunque tampoco se veía realmente bien. Sin embargo, parecía mágico.

— Lucifer dijo que este lugar iluminado por la noche es lo más cercano que tendremos al cielo.—suspiré ante sus palabras— Si Alastor te abandona una noche, te traeré aquí de nuevo. La gente que suele pasar por aquí de noche es maja, no suelen haber macarras por la zona.

— Eso sería maravilloso, Husk.—sonreí amablemente.

— ¿Sabes, __________? Me alegra mucho el haberte conocido.—escuché decirle.

— ¿Por qué?

— Porque ahora sé lo que quiero.—comentó— No sólo para ti, que también, sino... para mí mismo. Quiero alcanzar la redención.

— ¿Estás de broma? ¡Eso es genial!—le abracé.

Él, sorprendido, se asustó en un inicio, pero luego correspondió a mi abrazo.

— Pensé que me llamarías hipócrita por no creer en la redención.—se burló.

— Ese será Angel, no te preocupes. Podéis chincharos entre ambos.—bromeé.

— ¿Cómo crees que viven los que van al cielo?—preguntó Husk, indagando con una sonrisa— Yo creo que hacen carreras de nubes a ver cuál llega primero. Y se apuestan su merienda.

— Uf, yo sólo espero que no madruguen. Ya bastante tuve con despertarme a las 6 para ir al trabajo. Me niego a pasar por eso otra vez.—sonreí.

— Ah, recuerdo esa horrible época en la que estuve vivo, y madrugaba de 7 a 1 de la madrugada por el puñetero casino. No tenía apenas vida social. Era un esclavo.—contó— Pero eso es parte del pasado.

— No sabía que trabajaste en un casino, eso explica por qué eres tan bueno como barman.—le dije.

Él simplemente mantuvo el silencio durante unos instantes, con una sonrisa.

— Bueno, bueno, basta de cháchara. ¿Has visto la ciudad al completo?—preguntó él.

— No, no, me sé algunos lugares, como la zona donde vive Alastor o la zona en la que trabaja Mimzy, pero no me sé más. ¡Ah! Y los alrededores del castillo y el hotel, por supuesto.—le contesté, tímidamente

━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎    Alastor .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora