━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎 Alastor .

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Capítulo 35.
Mala competencia.

Desperté al lado de Angel, Husk ya no estaba, y pude ver el pelo revoltoso de Cherri en el suelo. Recordé lo que había pasado la noche anterior. Estuvimos toda la noche yendo de compras, arreglándonos sin razón aparente y probando distintos tipos de maquillaje. La verdad es que Cherri tenía mucha mano para eso, pero quien más me sorprendió fue Angel, quien tiene un sentido para la moda más sofisticado de lo que me creía.
Usó varios modelitos de los que yo consideraba horteras y los convirtió en algo que me hacía ver sexy. Extremadamente sexy.

Suspiré contentada.
No había estado nada mal.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas de repente, aunque no lo suficiente como para marearme.
Simplemente me noté un poco cansada de nuevo. Dejé descansar mi cabeza sobre la almohada por segunda vez. “Será una cabezadita rápida” pensé.

Tan rápido como cerré mis ojos los abrí. Me dio la sensación de que no los abrí nunca.

— Buenos días, ¿la tomo en un mal momento?—preguntó.

— No, me acababa de despertar, no se preocupe, Gabriel.

El ángel sonrió dulcemente. Hizo un gesto con su mano para mostrarme una silla a su lado, recién aparecida de la nada. No rechacé la oferta y me senté a su lado.

— Usualmente cuando este tipo de errores se cometen...—comenzó— Las personas tienden a poco a poco ser tentadas por los pecados, e ir a cometer algunos, siendo así que acaban siendo demonios. Sin embargo, usted...—me miró a los ojos, e hizo una leve pausa— Usted simplemente me ha sorprendido.

— ¿A qué se refiere?—pregunté, aunque en realidad ya sabía de lo que estaba hablando, simplemente me hice la loca.

— No ha cometido ni un sólo pecado. Lleva varios meses aquí, y ni uno sólo en su historial. Me alegra saber que existen las almas puras en el infierno.—comentó.

Me quedé pensando un momento y una viva imagen de Husk y Angel apareció frente a nosotros.

— ¿Te preocupa si no podrán llegar al cielo?—el ángel cuestionó, con un tono suave de voz, calmado.

— ¿Podrán?

— Aún lo estamos discutiendo. Que un demonio enseñe a otro a cómo ser bueno... No nos llega a convencer del todo. Pero si vemos que el programa que la princesa demonio está aplicando sirve para hacer que los demonios se arrepientan de corazón de sus pecados y quieran mejorar, nosotros nos involucraremos de manera directa en el asunto.—contestó, animado.

— Entonces todo depende de cómo lo haga Charlie...—suspiré, desganada.

“Yo tengo que intentar guiarla. Por Angel, por Husk.” pensé, perdiendo la mirada en el horizonte vacío.

— Todo se verá en un futuro. En fin, he de marcharme ya. Sé que apenas he estado unos minutos, pero es necesario que vuelva a mi trabajo.—se levantó, y me ofreció su mano para levantarme a mí también— Ha sido todo un placer hablar con usted. Que tenga un maravilloso día.

— Igualmente, y no se exceda con el trabajo.

— Lo intentaré.—respondió, sorprendentemente animado.