━━ 𝐃𝐈𝐋𝐎 Alastor .

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Capítulo 39.
Helsa.

— ¿Alguien ha visto a Angel?—pregunté mientras caminaba por el hall.

Vox fue el único que notó mi presencia.

— Creo que se fue con Cherri Bomb. ¿A qué viene la pregunta?—él se acercó a mí.

— Charlie le estaba buscando.—le contesté— Tal vez sea para continuar con lo de la redención, ya sabes.

Me senté en el sofá del hall y él se acercó a mí de nuevo, sentándose. Comenzó a hablarme de que él comenzaría pronto su programa de redención, pero que no lo necesitaba ya que había dejado las drogas y no había matado de nuevo desde que me conoció.
Me alegré mucho de que se estuviera tomando tan en serio el tema de la redención, aunque la causa de ello sea seguir viéndome en el cielo.

— Oh, ahora que me acuerdo, tengo que hablar con Charlie. Dentro de poco tendremos visita.—dije, sonriendo.

— ¿Visita? ¿De quién?

— ¡Querubines! Vienen a ayudar en el infierno con el tema de la redención.—notó la ilusión en mis palabras, algo que le hizo sonreír ciegamente.

— Eso es muy interesante. Espero que pronto Charlie pueda cumplir su sueño.

Las palabras de Vox me parecían sinceras y tranquilas. Nos quedamos en silencio. Miré a la nada, con la mente vacía.
Estaba relajada, feliz, y animada. Anne estaba a mi lado de nuevo, Alastor había comenzado a prestarme mucha atención, y Husk... Estaba superando su mono.

No me duró mucho la paz hasta que escuchamos una voz fuera del hotel. Gritaba, rabiosa.
Tumbó la puerta abajo, cosa que tanto a Vox como a mí nos hizo reaccionar rápidamente. Yo estaba asustada, y Vox preparado para atacar.

— ¡Charlotte Magne!—una mujer de pelo blanco había aparecido en el hotel, gruñendo.

— Um...—intenté acercarme a ella— ¡Hola! ¿Puedo ayudarte en algo?

Viéndola de cerca... ¿No era ella la que había construído otro hotel de redenciones?

— ¿Dónde está la princesita?—preguntó severa, aunque había bajado mucho su tono.

— No tengo ni idea, pero puedo ir a buscarla si quieres.—la contesté, intentando calmarla.

— No hará falta, __________, estoy aquí.—una vocecilla se escuchó detrás de mí— Hola, perdedora, ¿vienes a lloriquear otra vez?

— Oye, Charlie, eso está fuera de lugar...—la dije, susurrándola.

— Déjala, ___________, ¿no? Esa idiota no tiene modales.—la de pelo blanco comentó con un potente aire de superioridad.

— Oh, disculpa, me olvidaba de que estaba hablando con la doña “soy puro modales pero me rodeo de amigos falsos porque no sé hacer de verdad”.—Charlie se mofó.

— ¡Ja! Como si tú pudieras. Que tengas a esa zorra de novia no significa que te ame, sólo está contigo por el poder.—una sonrisa atravesó el rostro de Helsa.

— Métete conmigo, pero con Vaggie ni se te ocurra, puta desagradecida.—Charlie gruñó.

— Vale, vale, basta ambas.—me interpuse entre ambas— ¿Se puede saber a qué viene este odio tan de repente?