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No conseguí despejar la cabeza. Estaba dando vueltas por la habitación, pensando, cada vez más nerviosa. Estaba perdiendo mi cabeza cada vez más. ¿Qué fue aquello que causó mi muerte? ¿Por qué no lo recuerdo? ¿Viene por defecto, te hacen olvidarlo para olvidar replesarias?
— ________.—me llamaron.
— ¿Qué?—respondí nerviosa, sin siquiera mirar a la puerta.
— ¿Cómo que qué? Llevas dos días durmiendo y siento que te estoy perdiendo más que ayudando.—me dijo Charlie.
— Mientras no hable con los demonios no me convertiré en uno.—dije.
— ¿De dónde has sacado eso? Claro que te puedes convertir en uno.—me dijo ella.
Se acercó a mí. Puso una mano sobre mi hombro. Me miró a los ojos.
— Hay otras maneras de convertirse en demonio. Existen el rencor, el odio, la venganza... Ellos te pueden hacer incluso peor. Pueden conseguir que hagas mucho más daño del que jamás quieras imaginar, y tú... No quieres eso, ¿verdad?—calló un momento— ¿En qué pensabas?
Dudé por un momento si contárselo. Sin embargo, tanto Charlie como Vaggie han sido muy amables conmigo hasta la fecha y sabía que podía confiar en ambas, a pesar de ser un par de demonios.
— No sé cómo me morí.—la confesé finalmente, después de varios minutos de un incómodo silencio.
— Oh...—dijo ella— ¿Y quieres saber por qué has muerto? ¿Ya está?—cuestionó.
— ¿Sí? Es decir, sí. No me he hecho esta pregunta a pesar de que era la más importante. En ningún momento he sido capaz de recordar lo que me ha quitado la vida. ¿Y si me mataron? ¿Y si tuve un grave accidente?
— Bueno, poco a poco irás desvelando la respuesta, no te preocupes.—sonrió, animándome— Acabas de llegar, ya estás muerta, así que no te preocupes tanto por eso, ya lo recordarás.
— Sí... estoy muerta.—repetí, no me hacía mucha gracia que me lo recordasen constantemente.
Agaché un poco la cabeza, pensativa. Entonces la levanté, suspiré y la miré a los ojos.
— ¿Cómo van las reformas?—pregunté.
— No muy bien...—respondió nerviosa— Angel se escapó de nuevo, no sabemos nada de Husk y Alastor y Vaggie está buscando a Angel.
