Especial San Valentín

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Conseguir coincidir en la vida con alguien en mente, cuerpo y alma, es tan complejo como intentar responder una de las tantas incógnitas de la vida, por ejemplo, ¿Quién soy? ¿A donde voy? ¿De donde vengo? Yo creí que era de esas personas afortunad...

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Conseguir coincidir en la vida con alguien en mente, cuerpo y alma, es tan complejo como intentar responder una de las tantas incógnitas de la vida, por ejemplo, ¿Quién soy? ¿A donde voy? ¿De donde vengo? Yo creí que era de esas personas afortunadas que encontraban el amor para toda la vida en la primera persona que conocía. Sin embargo, me llevé mis grandes decepciones al descubrir que la mujer a la cual amaba no solo me mentía con respecto a sus sentimientos, sino que también me engañaba con mi hermana.

Nunca entendí como ambas tuvieron la desfachatez en reírse en mi cara, mientras me daban abrazos y consuelos, me enterraban más el puñal por la espalda. Lo acepté, no peleé, solo me mudé muy lejos de ellas y decidí empezar de cero.

No funcionó.

Al mes de haber empezado esa nueva vida la cual me había prometido, la conocí, una chica dulce con personalidad extrovertida, me cautivó, no lo voy a esconder, me hizo sentir vivo de nuevo, no tuve siquiera que pensarlo cuando ella misma me pregunto si estábamos o no en una relación, estaba dolido, confundido, perdido, y ella me hacía sentir especial, no me cuestione si estaba haciendo bien o mal, solo continúe con lo que prometía ser bueno.

Lo fue, no seré injusto con ella, fue bueno por mucho tiempo, hubo mucha química, complicidad, compromiso, compañerismo, me ayudó incluso a perdonar a mi hermana y me incentivo a retomar la relación que teníamos antes de aquel fatídico bache, llegue a quererla mucho, hasta que un día descubrí que se hablaba con otra persona, no quise indagar, solo sentí que la historia se repetía de nuevo.

Le di todo, mi lealtad, mi amor, mi honestidad, mi confianza. ¿De qué me servía? De nuevo me volvían a ver la cara de ingenuo. De nuevo se aprovechaban de mi poca nobleza.

Ese día, un odio y resentimiento creció dentro de mí, una sed de venganza se apoderó de lo que no era y me hizo atravesar por un largo camino de infidelidad, engaños, mentiras, peleas, manipulaciones...

Ese amor bonito que se me había pintado en un principio se me había caído, se había desbordado y se había acabado.

Nos hicimos tanto daño al punto de dañar a otros.

Me costó tanto reconocer que había hecho daño con la simple excusa de que yo había sido dañado, pero cuando lo quise remediar ya era tarde, ya había arruinado la única persona pura que había conocido en mi vida.

Tuve que detenerme, lo tuve que hacer cuando me di cuenta que había roto su corazón en mil pedazos, pero fui un maldito, actuando por inercia, haciendo las cosas en automático sin darme cuenta de que ya no daba más.

Entre solo en un camino del cual ya no supe salir, no supe como volver cuando todo se puso oscuro y me arrepentí, pero no lo suficiente para salir de allí. El problema de estar tanto tiempo en un lugar es que luego se vuelve cómodo seguir estando, se vuelve cómodo porque sabes que salir va a doler el doble que permanecer, y eso hice.

Entrelazados ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora