CUARENTA Y UNO

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Cheo y yo estuvimos estudiando toda la noche con muchas tazas de café encima

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Cheo y yo estuvimos estudiando toda la noche con muchas tazas de café encima.

Para las 5am, ambos estábamos tan saturados que confundíamos Freud con Gestalt y no entendíamos qué era periodo.

—Te juro que voy a soñar con esto —se quejo Cheo repasando el segundo tema.

—Necesito dormir, no más café —murmuré viendo borroso.

—¿Y si dormimos? —Preguntó bostezando.

No lo tuvo que preguntar dos veces cuando ya me estaba tirando en mi cama, él se acostó a mi lado, con la cabeza al contrario y pusimos la alarma.

Era una muy mala idea, pero el cansancio era más poderoso cuando llevaba más de 24 horas sin dormir.

Podía escuchar algo muy molesto sonar mientras me acomodaba en la cama, apague el teléfono y me di vuelta, cuando me di cuenta que era la alarma que había puesto, salté de la cama asustada y tumbé a Cheo que estaba en la orilla.

—Estoy despierto —grito asustado también, sentándose en el piso.

—Nos dormimos, el examen es en 30 minutos —avise viendo la hora.

Él se levantó a toda velocidad y comenzamos a guardar todo para salir del departamento.

Caminamos, o mejor dicho, corrimos todas las calles que teníamos de por medio y llegamos justo a horario.

Pero estuvimos media hora tratando de buscar el aula donde se rendía nuestro parcial.

Cuando finalmente encontramos el aula, nos dimos cuenta que no íbamos tarde, bueno, sí llegamos tarde, pero en realidad ni los profesores sabían en qué aula debían hacer el parcial.

Así que mientras todos se organizaban, aprovechamos de repasar a último momento.

Si creen que rendir un final es estresante, rendir libre para poder pasar de año, lo es más.

Cheo y yo no éramos los únicos por rendir libres, así que el ambiente tenso era notorio para todos.

Cuando nos dieron paso al anfiteatro, nos separaron con filas de por medio, Cheo quedó diagonal a mi y me alzó los pulgares en apoyo antes de que dictaran las preguntas.

Nos separaron por temas, así que tenía el tema 3, me lo sabía todo o eso quería creer.

Escribí todo lo que cruzaba por mi mente que fuese referente a lo que me estaban preguntando y me extendí en tres hojas, entregué cuando no quedaba casi nadie en el aula y salí a revisar mis apuntes para saber si lo había hecho bien.

Cuando estaba por sacar la carpeta de mi mochila, sentí la mano de Cheo en mi hombro.

—No nos hagas esto, por que entonces el estrés no pasará nunca, vamos a confiar en lo que respondimos, según lo que sabíamos y esperaremos la nota —puso mi mochila de nuevo en mi hombro y pasó su brazos por arriba, apoye mi cabeza en su hombro y resoplé.

Entrelazados ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora