CUARENTA Y TRES

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Estaba sentada en la cama moviendo mi pie frenética

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Estaba sentada en la cama moviendo mi pie frenética. Los nervios amenazaban con matarme en cualquier momento, ¿motivo? Habían publicado las notas y ya todo se definiría, si no había aprobado, literal, perdía todo un año de clases y debía esperarme al siguiente para hacer el segundo año, estaba ansiosa, por que a pesar de haber estado segura de hacerlo bien, esa nota definía todo.

—¿Puedes ver por mi? —le pregunté a Winnie que estaba sentada frente a mi con las orejas paradas.

Ella movió la cabeza hacia un lado y se echó a mis pies.

—Gracias por tu apoyo —solté irónica— como tu mamá no apruebe, no conseguirá trabajo y no tendrá dinero para las croquetas.

Suspiré y cerré los ojos, tomé el teléfono y vi que tenía un mensaje.

Cheo: Aprobé!!!

Cheo: Con 7.

Carol: ¡Eso es genial! Me alegro por ti.

Cheo: Con cuanto pasaste?

Refunfuñe al ver su mensaje y me tiré en la cama, debía sacar mis temores y revisar la página, solo ver la nota y se acababa mi martirio, me acomode en la cama y abrí de nuevo la página de la facultad, metí mi clave y espere que cargara, yo puedo, me metí en notas y cerré los ojos soltando el aire retenido.

Aprobada

Introducción a la psicología — 8

Grité haciendo que Winnie saltara de su lugar y me paré a saltar por todo el departamento.

Carol: Pase con 8!!!

Cheo: Sabía que lo haríamos Carolita, ahora a celebrar.

Me reí aún sintiendo los nervios recorrer mi cuerpo, sentía que me había sacado una gran presión de encima, le avise a mi mamá y a un par de amigas de Venezuela que estaban pendientes de que aprobara.

Sentía que podía respirar de nuevo, me metí a inscripciones y me apunté a todas las materias de segundo, a las cuales ya estaba asistiendo, pero ya sería oficial.

Me sentía muy emocionada y aliviada, no perdería un año entero y podría continuar con mis planes.

Me serví la comida que había preparado horas atrás pero que a causa de los nervios no había podido probar.

Comí tranquila, hablé con mis papás y mis amigas, haciendo que la emoción no se fuera y fuese compartida, me reí de los estados que pusieron y yo eventualmente los subí a mis estado también.

Hasta el dolor de cabeza que había tenido esa semana, se me había ido.

Tenía el teléfono en la mano leyendo los mensajes de mis amigas y riéndome de sus locuras.

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