D I E C I S É I S

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Decir que corté las cosas con Andrés sería una vil mentira y un gran escupitajo a nuestra relación, después de mi cumpleaños las cosas cambiaron entre nosotros, quisiera decir para bien, pero la verdad es que solo nos engañabamos, actuamos tanto c...

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Decir que corté las cosas con Andrés sería una vil mentira y un gran escupitajo a nuestra relación, después de mi cumpleaños las cosas cambiaron entre nosotros, quisiera decir para bien, pero la verdad es que solo nos engañabamos, actuamos tanto como novios que Marie se terminó dando cuenta, pero recordar la conversación solo me hace reír.

—¿Qué pasa entre Andrés y tú? —Preguntó Marie con ojos acusatorios.

Yo recién volvía de la facultad, Andrés me había acompañado, pero no había querido subir.

—No entiendo de qué hablas —me hice la desentendida sacando mis zapatos.

—No me mientas, algo pasa entre ustedes —acusó.

Dudé en si decirle o no, pero cada vez era más difícil disimular. Suspiré y cerré los ojos antes de hablar.

—Estamos en algo —murmuré despacio. 

La escuché gritar y saltar de felicidad y abrí los ojos extrañada. 

—Sabía, lo sabía —siguió gritando hasta que se calmó— ¿y Nora? 

Ahí mi estómago se revolvió.

—Sigue estando —refunfuñe.

—No te preocupes, si se tumbaron las torres gemelas, se puede tumbar una novia —dijo con tono solemne y me hizo reír divertida.

Negué con la cabeza y la escuché fantasear acerca de lo asombroso que era que sus mejores amigos estuviesen juntos. Según ella, Andrés se veía diferente, más feliz y relajado, era obvio que Nora no le hacía bien y esperaba que lo nuestro funcionara, en cambio yo no estaba muy segura, pues no me olvidaba que me había convertido en la amante y que Nora seguía estando en el panorama. 

Igual el que Marie se enterara solo dio paso a que lo nuestro se volviera más descarado, Andrés dormía casi todas las noches con nosotras y cuando ella se dormía, nosotros nos volvíamos traviesos en la sala, por lo que tuve que acceder a comenzar a tomar anticonceptivos y así evitar sustos.

Estuvimos largas semanas peleando por ello, él no quería que yo las tomara sin ir antes a un médico y yo le aseguraba que ya había tomado antes para regular mi periodo, incluso propuso solo cuidarse él, pero el señor el condón me molesta no me era de mucha confianza y un hijo o un aborto no estaba en mis planes. Así que un día sin decirle nada, me fui bien temprano a agarrar una cita con un ginecólogo.

Fue una buena y mala idea.

Buena porque salí con pastillas gratis. Mala porque también salí regañada.

Tuve una larga charla con el doctor, primero me regaño por tener sexo sin precaución, segundo por tomar aquella pastilla sin cuidado y tercero por no haber ido a consulta luego del sangrado, por suerte solo fue mi periodo adelantando el ciclo.

Entrelazados ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora