Estaba corriendo por las calles del centro intentando llegar rápido a la plaza principal, tenía por lo menos seis minutos de demora.
Cuando lo vi en la esquina sacudiendo su pierna de manera frenética me di cuenta que estaba estresado, así que me preparé para su mal humor.
Le toqué el hombro y crucé la calle aprovechando que el semáforo nos había dado luz.
—Llegas tarde —me reprochó.
—Lo siento, me tardé en dejar a Winnie —me disculpé sin mirarlo.
Caminamos en silencio las cuadras que nos separaban del estudio, apenas lo vimos, Andrés corrió a entrar y yo me quedé caminando a mi paso, respirando con dificultad.
Lo acompañé a hacerse el tatuaje, ¿por qué no? Era yo quien lo iba a pagar después de todo, quería ser la primera en verlo.
Cuando entré al local, él estaba parado frente al mostrador moviendo frenético su pierna, de nuevo.
—Deja la ansiedad, si te van a clavar la aguja —murmuré irónica.
Él le tenía miedo a las inyecciones, veía sangre y se desmayaba, por lo que me miró mal después que hice mi comentario. Entró y el chico dijo que debía esperar afuera, y así lo hice, por dos largas horas.
Una hora después ya estaba aburrida, hablé con la chica que estaba en el mostrador, miré los piercing y me volví a sentar.
Carol: Hey, ¿cómo vas?
Andrés: No me esta gustando 🙄
Carol: ¿Porqué? 😳
Andrés: No es lo que yo quería, no entendió mi pedido, no me gusta como está quedando.
Andrés: Foto
Respire profundo y detalle la foto, el tatuaje estaba a mitad ya, era una daga, me parecía muy genial el resultado, no entendí qué era lo que no le gustaba.
Ese día me dije, no le regalo más nunca un tatuaje a nadie.
Cuando salió con su cara de pocos amigos escuchando las indicaciones del tatuador, supe que no debía hablar, me mordería tal cual animal que estaba.
Pagué el tatuaje mal hecho según él y fuimos al súper a comprar el papel especial para cubrirlo.
En el camino se fue calmando un poco, me explicaba cómo lo quería él en un principio, un resultado mucho más sencillo, sin tantos detalles, comprendí su molestia inicial, sin embargo, a mi si me me parecía un buen trabajo.
Yo solo podía pensar en que había tirado mi dinero directo al caño.
Al llegar a su casa, lo ayude a limpiar la herida y a cubrirla, una vez terminado mi trabajo, me despedí de él para no volver tan tarde a mi casa, a pesar de que me insistió para que me quedara, fue firme y salí sin mirara atrás, le dije que nos veríamos luego, salí de allí agitada mentalmente.
ESTÁS LEYENDO
Entrelazados ✔
RomanceCarol, solo iba persiguiendo sus sueños, siendo tan liberal y sin intensiones a ataduras, nada podía anclarla en un lugar, le gustaba volar libre como el viento. Andrés, cansado de la vida, sin animos de continuar por el mismo rumbo, se ve envuelto...