TREINTA Y CINCO

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No podía dormir.

Eran las tres de la mañana y yo seguía dando vueltas en la cama porque no podía dormir pensando en Andrés y en nuestra situación de mierda.

Decidí enviarle un mensaje de los míos, de esos que van directo a atacar, necesitaba sacarme del pecho todo aquello que me estaba matando y no estaba dispuesta a ser linda.

Carol: Andrés te quiero, es algo que te hago saber con palabras y con hechos y no se siente mal eso, se siente bien. Pero desde hace un tiempo ya deje de tener esperanzas contigo, de que nuestra situación cambie, sólo siento que las cosas no van a avanzar y sólo terminarán, dejo que las cosas sólo sigan su cauce, que vayan a donde tengan que ir. A la vez, al perder las esperanzas de que esto avance a más, dejo de ignorar otras personas y aceptar salidas, me divierto y la paso bien, no es como si hiciese algo malo porque a pesar de estar atada a ti sentimentalmente, no estamos saliendo o realmente no sé en qué estamos, como que sólo dejo que las cosas pasen, pero no me hace sentir bien conmigo misma, trato de hacerme a la idea de que esta bien, pero no lo siento así.

»El otro día cuando me preguntabas el porqué estaba celosa y dijiste yo suponía muchas cosas, me di cuenta que realmente no son celos lo que siento, tampoco es molestia al saber o al pensar que estés saliendo con alguien más, es dolor, me duele ese hecho, es como que trato de hacerme fuerte frente a todo y mantenerme positiva y sólo disfrutar los momentos que tengo contigo, pero cuando hay sentimientos tan fuertes de por medio cuesta sólo ignorar todo lo demás.

Envié el mensaje sacando todo lo que tenía atorado en mi pecho, desenrollando poco a poco el nudo que tenía fijado en la garganta que no me dejaba respirar, necesitaba que supiese cómo me hacía sentir esa situación, porque no podíamos seguir así, en mi mente y presente, necesitaba el cambio.. De nuevo, era de madrugada, pero él respondió.

Andrés: Que decirte. A veces solo no se que decirte. No por no tener respuesta, sino por no considerar que sea la indicada. Me hago el despistado más de lo que debería pues todo lo que me dices lo tengo en claro. Me es obvio y convivo más de lo que quisiera con pensamientos al respecto. Si nos amamos, de una manera no muy sana a veces, pero lo hacemos. He llegado a pensar que llegaste en el momento equivocado, en una etapa de mi vida donde no tengo aquello que buscas: esa seguridad, ese piso seguro donde puedas pararte y equilibrar al menos un aspecto de tu vida. No, apareciste en un momento donde dudaba, donde terminaba una etapa de mi vida a la que le seguía toda una crisis de inseguridades y replanteamientos... apareciste en medio de eso y aún sigues allí. Y tú no buscas eso; nadie busca juntar su infierno de problemas a otro, sino un poco más de seguridad para luchar y sentirse un poco más querido. Estas sintiendo el peso de mis (in)decisiones y estas cargando con las tuyas, y la carga se te hace pesada... cómo a todo ser humano con algo de amor por sí mismo lo haría. No se que decirte, porque mi respuesta aún no está lista, mis decisiones no están claras, porque no se lo que busco, ya ni me planteo seguir buscando con alguien (tal vez por cansancio, tal vez por desilusión), y se que esto ya no es lo que te parecía cuando "empezamos" debido a las vueltas de todo lo ocurrido. Me duele tenerte así porque se que parte de la culpa la tengo yo, en gran medida.

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