Las cosas iban muy bien, demasiado, mis papás me habían mandado dinero, Andrés me ayudaba de vez en cuando, comenzamos a dormir juntos todas las noches, él me esperaba al salir del trabajo, cenábamos, me hacía un masaje y dormíamos abrazados.
No habíamos hablado sobre nosotros, él no había hecho la pregunta y yo tampoco había sacado el tema, creía que íbamos con calma y me sentía bien así.
A fin de cuentas, nos comportábamos como novios, lo que nos faltaba era el título.
Quise creer que estábamos bien.
Era una lluviosa tarde de Febrero, yo tenía puntos acumulados en el club de la heladería, así que los cambié por helado y pizzas, quise que ese día hiciéramos algo diferente.
Pero todo salió mal.
Tenía un mensaje de Andrés al salir de mi turno, era una canción.
La Dueña —Ricci Oriach.
Tomé el colectivo y fui escuchando la canción en el camino, era su manera de dedicarme canciones sin decirlo, sonreí, era linda.
Y en la mañana tu piel se viste con el rocío, uhn eh eh eh.
Y por la noche baila desnuda en la fogata.
Adornaremos con palos y flores nuestro bohío, uhn eh eh eh
Y pasa el viento viéndonos soñar en una hamacaaaa.
Ea, tu eres la dueña de mi querer, quiero que siempre sea mi negra.
Cuando llegué a su casa, ya me sabía la canción de tanto que la había repetido.
Pero todo mi ánimo se fue por el caño, él estaba con efecto Nora.
Dejé las pizzas y el helado en la heladera, él me abrazó y me dejó un beso en mi mejilla.
—¿Qué le pasó a mi Carol pobre? ¿De dónde salió todo eso? —Bromeó.
Sonreí de lado y me saqué los zapatos.
—Le di unas vacaciones, es momento de que me dé un respiro —le seguí la broma.
El rió y se sentó en la mesa a ver videos en la computadora.
No estaba hablador, por el contrario, muy pensativo. No dije nada, me saqué la ropa húmeda y me puse un abrigo de él para no pescar un resfrío.
—Esta noche hay una fiesta de una amiga de la facultad, cumple años, creo que voy a ir —me dijo sin mirarme, con el teléfono en mano.
Creí que diría algo más, no esperaba que me pidiera permiso o me invitara, pero se sintió extraño.
—Oh, bueno —respondí sin saber qué decir.
Él se metió a bañar y yo busqué unas prendas que tenía en su casa para cambiarme, y poder irme a mi casa.
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Entrelazados ✔
RomanceCarol, solo iba persiguiendo sus sueños, siendo tan liberal y sin intensiones a ataduras, nada podía anclarla en un lugar, le gustaba volar libre como el viento. Andrés, cansado de la vida, sin animos de continuar por el mismo rumbo, se ve envuelto...