V E I N T I S E I S

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Un día a la vez

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Un día a la vez.

Eso me habían enseñado mis papás toda la vida.

Sentía que no podía más con mi cansancio físico y mental, estaba pasando por mucho. No había podido procesar mi pérdida cuando empezaron a suceder muchas cosas a la vez, es por ello que esa tarde, cuando salí del trabajo con un grupo de compañeros, no lo dudé cuando me invitaron a comer.

Necesitaba distraerme y sentirme joven una vez. 

Andrés me llamó para preguntarme si llegaría temprano a casa porque quería hablar conmigo, le dije que no sabía. Estaba muy molesta con él, no podía ser egoísta, yo no quería una relación, pero me hervía la sangre que estuviese saliendo con otra y que ya no pasábamos tiempo juntos. 

Habíamos tenido muchas peleas a causa de mis celos, pero lo que más me molestaba es que no tenía derecho a reclamarle nada.

Una tarde luego del trabajo lo fui a ver, nos sentamos en la escalera en silencio, ninguno quería hablar, habíamos llegado a un punto en donde todo lo que decía el otro, era motivo de discusión y era desgastante.

—¿Quieres seguir así? —Preguntó mirando al piso.

—No puedo seguir en esta situación —negué con la cabeza— no tengo mente para estar peleando contigo cada dos días, no puedo seguir con este desgaste emocional.

—¿Entonces qué quieres? —Me miró anhelante.

Lo tomé de la mano y dejé un beso en su mejilla, tardando más tiempo del debido. 

—Necesito tiempo, no quiero atarme a nadie en este momento —le susurré sin abrir los ojos, no quería verlo.

—¿Quieres que nos dejemos de ver? —Murmuró con la voz rota.

— No dije eso, podemos seguir siendo amigos, como hasta ahora —sonreí de lado.

—Como hasta ahora —repitió como saboreando las palabras.

Ese fue el comienzo de nuestro declive, no nos vimos desde entonces.

Estaba con Aldo, riendo de algo mientras tomábamos una cerveza, el esposo de mi encargada Flor, había hecho un asado, así que esa noche, había comido muy bien.

Sin pensar mucho, subí una foto en mi estado, que Andrés no dudó en responder, si bien no se veía la cara de Aldo, sino la mitad de su cuerpo.

Andrés: Espero te estés divirtiendo. 

No le respondí, sabía que pelearía con él, ignore su mensaje y seguí disfrutando mi noche.

Aldo se había ofrecido llevarme a casa, no vi lo malo en ello, así que nos subimos en su moto, pero a mitad de camino, comenzó a llover muy fuerte, impidiendonos ver nada, él no llevaba casco, porque solo tenia uno y lo tenia puesto yo, le pedí que se detuviera y se orilló un momento.

Entrelazados ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora