Busan, Corea del Sur.
Las lágrimas no podían dejar de salir de sus pequeños ojos mientras miraba la escena frente a el.
Aquél niño, aquél niño tan puro y lindo que siempre brindaba alegría a todos ahora estaba sufriendo completamente mientras miraba a su madre siendo golpeada por su padre.
—¡Maldita ramera!—Le gritaba mientras la miraba llorar en el suelo con graves golpes en su rostro y cuerpo.
El niño, completamente cegado por las lágrimas corrió como pudo y cubrió con su pequeño cuerpo lo que alcanzaba de su madre tratando de protegerla.
—¡Deja a mi mami!—Sollozó.
Su padre, en aquél estado de ebriedad, lo miró con sus ojos rojos de furia y lo empujó con un golpe.
—Tu mami es una puta.—Soltó con repudió saliendo de la habitación dejándolo, escuchando los sollozos de aquélla mujer en agonía.
—Mi pequeño Kai...—Susurró la mujer adolorida.
El niño levantó la mirada hacía ella y soltó en llanto sin poder evitarlo al ver el estado de su mamá.
Y al ver los hermosos y vidriosos ojos de su madre comenzó a recordar toda su vida hasta ese momento.
Recordó aquella fiesta de cumpleaños que había festejado junto a su familia felizmente, donde su papá no tenía problemas con el alcohol y su madre sonreía alegre.
Era el único momento bueno que recordó, ya que después todo empeoró.
Su padre perdió su trabajo y cayó en el alcoholismo por lo que su madre se dedicó a buscar un trabajo decente para llevar el sustento al hogar, sin embargó, nunca lo encontró.
El siempre miraba a su mamá salir de su habitación vestida con ropa que revelaba más su cuerpo de lo usual, con tacones altos y maquillaje llamativo, pero no le tomaba importancia pues su único pensamiento era que seguro se arreglaba asi para el nuevo trabajo de mesera que su madre había mencionado.
Un día de tantos, su padre llegó antes de tiempo del bar a donde siempre solía ir y encontró a su esposa vestida de aquella forma a punto de salir por lo que se formó una gran discusión entre ambos donde ella confesó su verdadero trabajo.
El hombre, claramente no lo aceptó, pero tampoco podía negar que ella pagaba todo en la casa, por lo qué, durante lo que restó de ese año se encargo de hacer otra cosa a espaldas de su esposa.
Comenzó a hablar con su hijo, metiendole ideas sobre su madre, manipulando por completo su mente.
—"Ella se viste asi porque quiere llamar la atención de otros hombres a escondidas de papi".—Le susurraba al oído.
—"Mírala, ella no te quiere, ayer me dijo que desearía nunca haberte tenido".
Esas y muchas cosas más le decía a su pequeño hijo, retorciendo su mente y corazón a su antojo.
Y por meses, Kai actuó indiferente hacia su madre, llegando a odiarla por todo lo que le había dicho su padre.
La madre, con el corazón completamente roto por la indiferencia de su hijo, salía a trabajar con lágrimas en sus ojos, sintiéndose completamente sucia al regresar a casa con las cosas para hacer la cena en unas bolsas.
Ella no quería hacer esas cosas, ella se sentía miserable y lloraba en silencio todos los días, encerrada en el baño sin poder respirar por los ataques de ansiedad mientras ella misma se motivaba a seguir adelante por su hijo.
Y todo había marchado igual hasta este día.
El hombre, alcoholizado, perdió el control y comenzó a golpear a su esposa sin remordimiento frente al pequeño Kai.
Y en ese momento, fue donde Kai se dio cuenta del verdadero monstruo que habitaba en su casa.
Su madre terminó en urgencias gracias a que una de las vecinas había escuchado todo el escándalo, por lo que, en cuestión de días su padre se encontraba cumpliendo una sentencia en la cárcel.
Después de aquélla tragedia, su madre por fin consiguió un trabajo decente y siguieron adelante.
Kai hacía dibujos en su escuela y los vendía en secreto para ayudar a su madre mientras ella trabajaba, por lo que, solo fue cuestión de tiempo para que ellos se mudaran gracias a una oferta de trabajo realmente buena para su madre en Estados Unidos.
Se sentían por primera vez felices en mucho tiempo, era como si hubieran despertado de una terrible pesadilla.
Todo marchaba de maravilla para ambos, o al menos de eso se quería convencer Kai, pues todo lo que había vivido le seguía afectando.
Incluso, algunas ideas que le había inculcado su padre nunca se fueron.
El en verdad luchaba contra eso, no quería ser como el, nunca.
Pero aveces no podía evitar pensar de aquélla manera, por más que trataba de no hacerlo le resultaba imposible.
Era muy frustrante para el.
Por eso, juró que no se convertiría en su padre.
Años después, el consiguió un empleo en el que le ofrecían un departamento cerca del lugar y no lo pensó mucho para aceptarlo, independizándose a temprana edad.
Pero claro, nunca rompió ninguna conexión con su madre.
Era lo único que tenía en ese momento, jamás haría algo para alejarse de ella.
—"Te amo mamá."
Era lo que siempre le mandaba por mensaje antes de dormir, pues la realidad era que incluso sentía miedo durmiendo solo.
No le gustaba la oscuridad, ni la soledad, ni la ausencia de su madre,frecuentemente tenía pesadillas que fueron disminuyendo con el tiempo mientras aumentaban sus ataques de ansiedad.
Y así fue por años, hasta esa noche, esa extraña noche en la que conoció a Blake.
Su vida cambió desde ese momento.
Les dejo un poco de la vida de Kai.
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Cadete Morgan 2.
Teen FictionSegunda temporada de Cadete Morgan. A d v e r t e n c i a: Contenido explícito [+18] >Lenguaje vulgar. >Actos sexuales. >Violencia verbal. >Violencia física. Etcétera. ©Prohibida su copia o adaptaciones.