Capítulo 45

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Narrador omnisciente.
[Años atrás]

Tomó el ramo de tulipanes firmemente con su mano mientras caminaba de forma relajada por el césped, intentando controlar el temblor de su cuerpo.

A ella le encantaban tanto los tulipanes que siempre intentaba sorprenderla llevándole de vez en cuando un ramo, esperando así sacarle una sonrisa ese día, haciéndola feliz siquiera por un momento.

Al llegar al lugar soltó un suspiro y miró frente a él, ahí estaba ella.

Trató de sonreír, pero no pudo hacerlo.

Caminó hacia ella hasta quedar unos cuantos centímetros cerca, lo suficiente como para entregarle el ramo de flores que tenía en la mano.

La extrañaba tanto.

Hola mamá.—Habló con la voz quebrada, dejando el ramo de flores frente a la lápida.

Quería volver el tiempo atrás y decirle todo lo que no pudo decirle en vida.

Quería regresar al día en el que la abrazó.

Quería volver al momento en el que peleó con ella.

Sólo quería verla de nuevo.

—Te extraño...—Murmuró con sus ojos enrojecidos.—Me haces mucha falta.

Soltó un suspiro profundo, intentando no soltar en llanto para después sentarse en el césped frente a ella, leyendo las palabras que estaban talladas en su lápida.

Habían pasado años de la muerte de su madre, pero jamás dejaría de dolerle.

Ella era lo más importante que tenía en su vida.

—No me rendí mamá...—Dijo en un sollozo.—No me rendí, acaban de nombrarme Superior en la academia.—Sonrío de forma triste mientras limpiaba una lágrima que rodó por su mejilla.—Ya no soy el niño idiota que te daba tantas preocupaciones, ya no...—Suspiró.—Lo siento tanto mamá.—Soltó, dejando caer las lágrimas que estaba aguantando.

El quería regresar al día en el que discutió con ella, al día en el que jugaron y platicaron sin sentido, sólo quería volverla a ver, de la manera que sea, pero con su madre a su lado.

Quería hacerle saber lo mucho que había mejorado, todo lo que había avanzado y las cosas que dejó atrás para evolucionar como persona.

Deseaba hacerla sentir orgullosa de su hijo.

No supo cuánto tiempo estuvo ahí, recostado sobre el césped mientras hablaba al aire, esperando a que en algún lugar su madre estuviera escuchándolo.

—Llegas tarde.—Su papá habló cuando llegó a la casa.

Eran vacaciones, por lo que había decidido pasar ese tiempo en casa con su padre, el cual era de carácter fuerte, pero siempre fue un buen padre.

El mal hijo había sido él.

—Lo siento, fui con mamá.—Murmuró, mirándolo de reojo mientras dejaba las llaves sobre la mesa de la sala.

El hombre lo miró unos segundos para después soltar un suspiro mientras ablandaba la mirada, sintiendo tristeza al ver a su hijo en ese estado. 

—Necesitas darte un baño, anda, sube, yo haré la cena.—Dijo mientras se ponía de pie en el sillón.—Aún no me acostumbro a esta maldita cosa.

Blake sonrió al escucharlo y soltó una pequeña risa, mirando a su padre quejarse de su prótesis.

—Con el tiempo lo harás, sin eso no podías caminar papá.

Cadete Morgan 2. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora