Capítulo 34

12.1K 763 215
                                    

Brooke.

Abrí mis ojos lentamente, encontrándome con el techo de la habitación, sintiendo una fuerte punzada de dolor en mi vientre bajo y en esa zona especial.

Hice una mueca de dolor mientras intentaba acomodarme mejor sobre el colchón, no sabía que hora era ni que había pasado con exactitud.

¿Me desmayé?

Ay no, si me desmayé, que vergüenza.

Mordí el interior de mi mejilla, sintiendo mi rostro sonrojarse mientras recordaba lo que había pasado.

Otra punzada de dolor me distrajo, por lo que solté un quejido y hundí mi rostro en la almohada, escuchando el sonido de la regadera desde el baño.

Suspiré, intentando ignorar el dolor para después poner un pie debajo de la cama, sosteniendo la sábana en mi pecho para cubrir mi desnudez.

Intenté ponerme de pie, pero al segundo que estuve fuera de la cama, caí directamente al suelo, sintiendo mis piernas completamente débiles, ocasionando un sonido fuerte al caer.

Solté un quejido resignada, era de esperarse que eso pasaría.

Me cubrí nuevamente con la sabana y me quedé mirando al techo, sin ganas de intentar moverme.

Y ahí fue cuando la puerta del baño se abrió de golpe.

—Brooke ¿Estas bien? Escuché un gol...—Blake guardo silencio al verme en el suelo.—Tonta ¿Qué haces ahí?

Lo miré unos segundos, tenía puestos unos vaqueros oscuros y estaba sin camisa, con una toalla pasando por sus hombros y su pelo mojado.

Desvié mi mirada antes de que acabara en silla de ruedas y solté un quejido mientras el me tomaba entre sus brazos, levantándome al estilo princesa.

—Es que me gusta el suelo.—Dije con sarcasmo.

El soltó una pequeña risa mientras me dejaba nuevamente sobre el colchón de forma cuidadosa, quedando sentada, con el rostro sonrojado.

—Blake...—Lo llamé apenada a lo que el me miró mientras tomaba una playera de un cajón.

—¿Si Brooke?

—No puedo caminar.—Solté sintiendo mi rostro caliente.

El me miró sorprendido para después rascar su nuca algo apenado.

Miró a sus lados cómo si estuviera buscando la respuesta de algo y seguidamente soltar un suspiro.

—Yo...de verdad no creí que pasaría esto, si quieres algo te lo traeré, tengo pastillas para el dolor, puedo traerte compresas y...—Comenzó a hablar muy rápido con nerviosismo haciendo que yo soltara una carcajada, interrumpiéndolo.

—Eres muy tierno.—Dije a lo que el me miró frunciendo el ceño.

—Yo no soy tierno.—Se cruzó de brazos, acentuando sus venas.

Iba a contestar pero al sentir otra punzada de dolor me quejé y me tumbe nuevamente sobre el colchón, envolviendo mi cuerpo en la sábana como si fuera un burrito.

—Trae a Susan y dile que traiga la maleta roja.

—¿La maleta roja?—Dijo confundido.

—¡Que traiga la maldita maleta roja!—Exclamé desesperada a lo que el pego un brinco en su lugar para después ponerse la camisa rápidamente y salir de la habitación, en busca de Susan.

Cerré mis ojos unos minutos, intentando mover mis piernas sobre la cama, en un intento sin éxito, realmente había quedado sin nada de fuerza.

—¿POR QUE ME PIDIÓ LA MALETA ROJ...—Susan guardó silencio cuando entró a la habitación junto a Blake.—a...—Me miró unos segundos con sus ojos como platos para después mirar a Blake lentamente, a lo que él se rascó la nuca mientras sonreía de forma inocente.

Cadete Morgan 2. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora