Blake.
High Point, Carolina del Norte.—No puedo ocultarle algo así Blake ¿Acaso estas loco?—Susurro Kai por el teléfono.
—Escucha Kai, quiero darle una sorpresa a Brooke ¿Esta bien? Por favor, solo trata de no hablar con ella.
—Tranquilo nalgón, yo me encargaré de que no se entere. —Habló Jayden.
Rodé los ojos ante aquél estúpido apodo mientras negaba con la cabeza.
—Cuento con ustedes.—Terminé de decir para después colgar.
Suspiré con pesadez y le entregué de nuevo el teléfono a la enfermera.
—Gracias. —Le dije amablemente mientras ella sonreía sonrojada.
Me alejé de ella sintiendo su mirada en mi espalda haciendo que acelerara la velocidad de mi caminar, dirigiéndome a la habitación donde estaba Deán.
Al entrar lo miré sobre la camilla durmiendo tranquilamente por lo que decidí sentarme en uno de los sillones del cuarto esperando que despertara.
Deán, en efecto, había perdido demasiada sangre y la herida se encontraba bastante mal, en cuanto entramos al hospital el fue directo a cirugía mientras que yo a urgencias para que me ayudarán con la herida que yo mismo me había hecho.
Aunque no entendía porque tuvieron que entrar tantas enfermeras conmigo, después de todo no era una herida tan grave.
Me crucé de brazos mientras pensaba nuevamente en Brooke, en verdad que necesitaba volver a estar con ella.
Tal vez era algo cruel ocultarle el hecho de que ya me habían encontrado, pero en verdad quería sorprenderla.
Estaba pensando en llevarle flores y uno de tantos libros que me había dicho que tenía ganas de leer, además de otra sorpresa que había estado guardando para ella.
Porque sabía que la volvería a ver.
Sonreí cómo un completo idiota al pensar nuenamente en su rostro, Brooke era realmente perfecta.
Tenía unos grandes ojos que de tan sólo mirarlos me quedaba como estúpido, sus labios eran carnosos, tan malditamente adictivos que de tan solo pensar en ellos me volvía loco. Y no puedo dejar atrás su pequeña nariz con pequeñas pecas sobre ella y sus mejillas sonrojadas que le daban aquel toque de ternura que te hacía no parar de mirarla.
Su piel eran muy suave, parecía de porcelana, mientras que su cabello largo y oscuro contrarrestaba con el color pálido de ella.
Era completamente hermosa.
Pero maldita sea, cuando sonreía, aquella sonrisa que hacía que mi respiración se acelerará y una sensación de felicidad me inundara.
Mi pequeña Brooke, tan preciosa.
Miré nuevamente a Dean y solté un suspiro poniéndome de pie para después salir de la habitación lentamente.
Saldría un poco por la ciudad para buscar el libro que le llevaría a Brooke al igual que las flores, pues pensaba irme lo más pronto posible de aquí, ya no soportaba estar un segundo más alejado de ella.
Al salir del hospital miré a mis lados por inercia para después cruzar la calle de forma rápida.
Durante el trayecto no podía dejar de pensar en la suerte que habíamos tenido de salir de aquella mierda vivos, aún seguía en una especie de trance por eso.
Al llegar a la librería entre sin pensarlo mucho para después saludar de forma amable al chico detrás del mostrador.
Me adentre entre uno de los pasillos en busca del libro ideal para Brooke, en realidad tenía varios en mente pero no sabía con exactitud cuál darle.
—¿Buscas algo en específico?—Escuché una voz femenina detrás de mí.
Me giré un poco para mirar a una chica sonriente, tenía unos grandes ojos verdes que sólo se veían aún más grandes con los lentes que llevaba puestos.
Me fijé en el gafete que tenía en su camisa con su nombre en ella indicando que trabajaba en el lugar.
—Ah, por el momento solo estoy viendo, gracias.—Contesté de forma amable mientras miraba de reojo un libro que llamó mi atención.
Cuando volví a mirar a la chica me fije en que abrió sus ojos aún más y la cara la tenía completamente roja mientras jugaba con sus manos en su camisa de trabajo.
—Ah... Yo... Emmm... Si necesitas algo puedes decirme...—Tartamudeó para después alejarse a paso lento de mi sin dejar de mirarme por lo que chocó con un estante para después sacudir la cabeza e irse.
Fruncí el ceño por la actitud de aquella chica y reí al recordar que se había golpeado.
Eso sonó cruel.
Miré de nuevo en libro y sonreí tomándolo entre mis manos.
—"Amaba tanto ese libro, pero el idiota de mi hermano lo vendió sin mi permiso, fue el primero que leí y en serio en cuanto pueda lo compraré de nuevo."—Recordé las palabras de Brooke.
Suspiré y sin dudarlo me dirigí a pagarlo.
Al salir del lugar con el libro en una bolsa miré por la ventana a la chica de unos momentos antes y me seguía mirando pero ahora con su celular enfocándome por lo que aceleré mi paso sintiéndome algo acosado por aquello.
En realidad eso me hizo sentir bastante mal.
Antes de ir al hospital de nuevo, decidí entrar a una tienda cualquiera para comprar alguna mochila o maleta que me sirviera, por lo que no tarde demasiado ya que agarré la primera que vi.
Al llegar al hospital nuevamente, metí el libro y unos chocolates que le había comprado a Brooke dentro de la maleta, también una botella de agua y unas galletas para el camino.
Ya me iría a la mierda de esa lugar, quería llegar lo antes posible con Brooke.
Cuando terminé de guardar todo miré a Dean una última vez y salí de la habitación.
Ya había hecho demasiado con sacarlo de aquel lugar, ahora necesitaba enfocarme más en lo que yo quería.
Salí del hospital a paso decidido con la maleta en mi mano derecha y pedí uno de los taxis que ya se encontraban en la entrada.
Después de unos minutos llegamos a la estación de autobuses por lo que le pagué al taxista y salí del auto dándole las gracias.
Brooke, ya voy mi pequeña.
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Cadete Morgan 2.
Teen FictionSegunda temporada de Cadete Morgan. A d v e r t e n c i a: Contenido explícito [+18] >Lenguaje vulgar. >Actos sexuales. >Violencia verbal. >Violencia física. Etcétera. ©Prohibida su copia o adaptaciones.