《Capítulo 57》

5.9K 326 64
                                    

BRENDA

CAPÍTULO 57

—¿Ya terminaste? —al girar mi cabeza pude observar la silueta alta y musculosa del señor Valente a mi lado, mantenía sus manos guardadas en sus bolsillos del pantalón con una de sus gruesas y perfectas cejas levantada. —Te llevaré a tu casa para que te alistes. —dijo, dando a entender su presencia aquí.

—Ah, sí, por supuesto. —apagué el computador con prisa tomando mi bolso en el proceso. —¿Y Thania? —pregunté, recorriendo con mis ojos la estancia pero no se encontraba.

—Ella aún necesita terminar con unos pendientes. Le dije que saldrías antes.

—¿Unos pendientes?, entonces debería de quedarme para ayudarla. —sugerí aunque Ignacio tomó mi mano para callarme.

—Te aseguro que ella no tendrá problema con hacerlo sola. —alegó tranquilamente.

—Es que... No quiero que ella termine tarde... —espeté sintiéndome culpable al dejar a Thania sola.

—No pasa nada, ella es rápida en lo que hace. Recuerda que le gusta hacer todo bien. —comenzó a andar llevándome con él aún tomada de la mano.

—De acuerdo... —muerdo mi labio viendo su espalda ancha. —¿Puedo usar zapatos bajos esta noche? —pregunté de golpe y el señor Valente se rió un poco entre dientes.

A medida que íbamos alejándonos de su oficina, estábamos más cerca de los escritorios de los otros empleados y del ascensor para retirarnos. A pesar de la hora aún se encontraban pocas personas en su sitio de trabajo, o reunidos con otros en grupo pero al ver al señor Valente pasar se dividieron en un dos por tres, sin embargo, el señor Valente no les prestó atención.

—¿Por qué me haces esa pregunta? —interrogó Ignacio.

—¿Qué? —me encontraba distraída ya que veía a los demás que se nos quedaban viendo, hasta que nos introducimos en el ascensor. —Porque... Porque de verdad no quiero estar cansada...

—¿Se cansa con tacones altos? —presionó en el tablero el botón del lovi y se giró acorralándome contra el espejo del ascensor.

Mi espalda tuvo contacto con el cristal frío y mi piel se estremeció, no supe si era por el espejo o por la idea de tener tan cerca el rostro del señor Valente del mío.

—¿No piensa responder? —espetó, sonriendo.

—S-sí... Eh... Es que me siento cansada. —cerré mis ojos y al abrirlos sólo pude ver el suelo.

—¿No quiere acompañarme?

Otra vez con los juegos de seducción indirectos.

—Usted me lo pidió.

—Entonces no quiere. —afirmó por sí solo, pero negué inmediatamente.

—Sí quiero. Sí pienso acompañarlo. —lo encaré, siendo mi nariz rozada por la suya, en el proceso mis piernas flaquearon.

¿Por qué siempre me pongo nerviosa ante él?

—Muy bien. —enrrolló uno de sus dedos con las puntas de mi cabello. —Me alegra saber eso.

—¿Aún tengo que usar tacones? —en serio quería sentirme cómoda al menos en mis pies.

—Ya veremos.

Las puertas del ascensor se abrieron y salimos de ahí para dirigirnos hacia su auto. El chofer esperaba fuera del auto como siempre y nos abrió la puerta, antes de entrar el chofer me sonrió amablemente como si le gustara la idea de que yo estuviera aquí.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora