《Capítulo 65》

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BRENDA

CAPÍTULO 65

Los atardeceres siempre me habían parecido bellísimos, uno de los espectáculos más asombrosos que nos podía brindar la naturaleza en cada día de nuestras dichosas vidas, por eso me detenía a presenciar el atardecer cuando tenía oportunidad. Mis ojos se embelesaban cada vez que veían aquellos rayos de luz atravesando las nubes de colores a su alrededor.

Mi cuerpo y mente estaban conectados en este momento gracias a la tranquilidad, por fin me habían dado la noticia de que mi madre saldría de la clínica, ya le habían dado de alta gracias a que tenía mejoría por el nuevo tratamiento.

Entre Daniela y yo recogimos las cosas de mi madre, mi papá se encargaba de firmar los papeles que necesitaba el médico para darle de alta a mi madre, además de que le hicieron un último chequeo de rutina pero tenía que seguir presentándose en su oficina.

Mi hermana menor, Sofía, nos estaba esperando en casa con los mellizos. Ellos al saber la noticia estaban super emocionados ya que sólo veían a mamá por videollamada y tenían muchísimas ansias de abrazarla.

—¿Ignacio vendrá también, hija? —la voz de mi madre hizo que despertara del ensimismamiento que tenía por causa del sol.

—Eh... no mamá, él no vendrá con nosotros. —recordé que en la oficina me dijo que estaría ocupado, pero que si necesitaba de algo podía llamar a Clet. —Tiene trabajo que hacer.

—Oh, de acuerdo, cariño. —mi mamá me sonrió y esperó pacientemente a que mi padre llegara por nosotras en la habitación.

—Es de imaginarse que alguien tan importante como tu novio no se aparezca hoy, por dios, es Ignacio Valente, ciertamente tiene cosas más importantes qué hacer.

Daniela había estado callada durante unos minutos, eso se me hizo muy extraño viniendo de ella pero al escucharla parlotear con amargura sospeché de que se encontraba molesta.

—Tienes razón Dani, es un hombre muy ocupado. —excusé dirigiéndome hacia mi madre para estar cerca de ella. —Mamá, estoy segura de que Ignacio podrá verte en otro momento.

—No te preocupes cariño, no pasa nada. —acarició mi mejilla con ternura.

—De verdad que esto apesta. —resopló Daniela con la quijada sobre su mano y el cuerpo inclinado hacia delante. Bajó la mirada hacia el suelo como si estuviera desanimada.

—Daniela, ¿qué tienes?, ¿te pasa algo, mi amor? —mamá se estaba preocupando por la actitud de mi hermana Dani y eso tampoco me estaba gustando.

—No mamá, nada. —giró el rostro hacia un lado para evitarnos.

Le hice un gesto a mi mamá para que estuviera tranquila y me puse de pie, al estar en frente de Daniela me hinqué y tomé sus manos.

—Dani... dime qué es lo que te pasa. —me miró pero no respondió. —¿Qué? —la ansiedad se estaba apoderando de mi corazón al ver los ojos cristalinos de mi hermana. —Dani, me estas preocupando, ¿qué tienes?, dime, soy tu hermana mayor.

—N-no... no tengo nada... —forzó una sonrisa y se levantó. —Tengo que ir al baño. —era como si quisiera huir de algo, se había ido sin mirarnos ni nada.

—¿Por qué Daniela salió así?, ¿qué es lo que tiene mi pequeña? —la mujer que me dio la vida intentó ponerse de pie para ir detrás de mi hermana pero la detuve.

—Mamá, por favor, esperemos a papá, él no tarda. Recuerda de que no tienes que alterarte o preocuparte.

—Lo sé cariño pero como no me voy a preocupar si veo a tu hermana Daniela de esa manera, está actuando muy extraño. —su voz se oía afligida.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora