ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETA

《Capítulo 70》

BRENDA

CAPÍTULO 70

En las puntas de mis dedos apareció una sensación de hormigueo. Estaba despertando de un sueño profundo que tuve, en el que permanecí por mucho tiempo a mi parecer, sin embargo,  no lo sentí relajante, ni pacífico, ni siquiera fue un sueño... lo sentí como una pesadilla.

¿Dónde estoy?

Mi cuerpo adormecido iba reaccionando poco a poco, había algo atravesando la piel de mi mano, podría ser una aguja. No podía recordar el motivo del cuál me encontraba en este lugar.

—Le seré sincero señor Valente... pasará mucho tiempo antes de que la señorita pueda volver a quedar embarazada... lo lamento.

—Eso no puede ser cierto. ¿Acaso no hay tratamientos?, ¿cómo cree usted que reaccionará ella con esta noticia, doctor?... Se sentirá... mal, muy mal...

—Lo siento mucho señor Valente, pero hasta que no se hagan pruebas y tome el tratamiento ella no...

—Ya comprendí, doctor. No tiene porqué repetirmelo. Sólo espero que sea el mejor tratamiento, ella no puede quedar estéril, ¿entendido?.

—Haremos todo lo que esté en nuestras manos, señor. No se preocupe, lo dejaré a solas con la paciente.

—Bien. —se escuchó la puerta siendo cerrada. —¿Estás despierta?... estas moviendo tus párpados...

No me había dado cuenta de ese gesto, pero sí estaba moviendo los párpados por la pesadez que sentía en ellos.

Un nudo se formó en mi garganta repentinamente cuando recordé lo que me había sucedido.

Dejé escapar una lágrima y mis ojos se abrieron con la vista empañada, la silueta de Ignacio apareció cerca de mi y me tomó de las manos.

—Lo siento mucho... —escucharlo decir eso me hizo romper en llanto.

Sufrí un ataque de melancolía cuando mi pecho se apretó y toqué mi vientre.

Recordar las palabras del doctor sólo hizo que empeorara...

—¡No... no! —lloré queriendo levantarme pero Ignacio me abrazó fuerte contra la cama, me sentía ahogada en mi propio dolor.

No lo sabía, no lo sabía. ¿Por qué me pasó esto?, ahora mi corazón se rompió.

—Ya, por favor Brenda... no llores... —su voz se oyó quebrada y débil, respiré con profundidad pero mis ojos eran como un grifo abierto.

Había perdido a mi propio hijo... Y ni siquiera lo sabía.

Todo el dolor de mi cuerpo la mayoría era físico, y sentí que me faltaba el aire. Comencé a estremecerme e intenté recuperar el aliento pero mis pulmones no funcionaban.

—Brenda. —Ignacio se percató de mi estado y me sujetó del rostro observándome sumamente preocupado. —Brenda, Brenda, respira mi amor, respira. Estás teniendo un ataque de pánico, por favor respira conmigo. —hizo que lo siguiera con el ritmo de la respiración, me controlé e imité su acción. —Así es... vamos, lo haces bien, cariño... —guardó un mechón de mi cabello en mi oreja y acarició mis mejillas con sus pulgares aún sosteniendo mi rostro. —No te dejaré sola. —habló entre susurros cerca de mis labios. —No lo haré Brenda, lo prometo.

—Y-yo... —la garganta de me cerró pero tragué duro para hablar. —Yo n-no... no sabía de que estaba... —mis sollozos se hicieron más fuertes. Me lamentaba tanto por la pérdida de ese ser... que nunca conocí... —No sabía que estaba embarazada...