《Capítulo 59》

4.5K 286 66
                                    

BRENDA

CAPÍTULO 59

—Iré a tomar un poco de aire. —le susurré a Ignacio, quien conversaba a gusto con su mejor amigo.

—¿Quieres que te acompañe? —toma mi mano para rozar sus labios fríos en ella. —¿No quieres esperar a que Sarah regrese del baño para acompañarte?

—N-no, no, puedo ir sola, no te preocupes. —formé una curva en mis labios como sonrisa diminuta.

—De acuerdo. —frunció su ceño pero me dejó ir tranquila.

—No sabía que podías ser tan posesivo o controlador con tus novias, Nacho, nunca te vi ser así con Chloe. —escuché decir por parte de Arturo cuando me estaba alejando.

Lo que había mencionado me causó curiosidad, además de un pequeño escalofrío por toda mi espalda como si me estuvieran observando. Caminé hasta la puerta sin mirar a los lados, si demoraba mucho quizás el señor Valente salga a buscarme y nos retiremos.

Pude encontrar el jardín del hotel pidiendo indicaciones a los empleados, era un lugar hermosísimo, espectacular, tanto que mis ojos no podían creer lo que estaban presenciando, se podía sentir la calma, la brisa tan fría de la noche pero magnífica, se escuchaba el silencio absoluto cada vez que seguía recorriendo el jardín, andaba por un largo pasillo que daba a los jardines inmensos, fácilmente me podía perder pero estaba tranquila ya que el pasillo por el que andaba conectaba con uno de regreso directamente a la sala que estaban los invitados.

Habían montones de arbustos podados y muy bien arreglados para dar una buena impresión, con sus flores decorando, habían matas de palmas altas y árboles con frutos, habían luces decorando en los alrededores pero con una iluminación tenue ya que el cielo se veía más llamativo de esa manera.

Deleité mis ojos con el maravilloso cielo estrellado, me abracé así misma para conseguir un poco de calor y respiraba con profundidad sin pensar en nada. Una vida así era lo que mi familia y yo merecemos, llena de paz, tranquilidad y sin preocupaciones.

Necesitaba un momento como este, de verdad.

Aunque... Ignacio quiere estar conmigo esta noche, pensar en eso me pone la piel de gallina y mis nervios de quinceañera me hacen sonreír como tonta mirando a la nada imaginando sus caricias, su toque, sus besos, su respiración...

Todo...

Cierro mis ojos por un momento pero alguien pone sus manos sobre ellos, haciendo que los abriera de golpe y viendo sólo la oscuridad. Poso mis manos sobre las de esa persona y adivino que son las de un hombre, sonrío ampliamente conteniendo la risa por la inmadurez de Ignacio al querer cubrirme los ojos.

—¿Por qué haces eso? —reí. —Sabía que vendrías por mi si tardaba mucho.

—Entonces aún recuerdas como soy. —su voz fue expuesta en mi oído provocando que mi respiración se estancara, la sangre se me congeló y de un tirón me liberé de él para alejarme.

—¿Qué diablos quieres ahora, Adrián? —espeté retrocediendo unos pasos lentamente, pero él se acercaba más.

—Hablar contigo, ¿no es obvio? —musitó encogiéndose de hombros, con toda la calma del mundo. Intenté huir corriendo pero me atrapó y estampó mi cuerpo contra un muro cubriendo mi boca. —Ya deja de luchar Brenda, sólo quiero hablar civilizadamente.

Esto es para nada algo civilizado.

Seguí luchando para que me soltara pero era mucho más fuerte y apegaba su cuerpo al mío, eso me daba tanta repulsión que corrí mi rostro hacia un lado para no verlo.

—Te voy a liberar, pero no vayas a gritar Brenda. —utilizó un tono menos compasivo conmigo. —Si gritas... —pausó sus palabras y sonrió. —Te beso, ¿entendido? —fue dejando resbalar su mano sobre mi boca con lentitud hasta pasarla sobre mi brazo.

—¿Qué quieres joder? —reclamé cabreada.

—¿Por qué enviaste ese mensaje?

—¿Era eso? —dije indignada, ruedo los ojos cansada y lo encaré. —Olvida ese estúpido mensaje, fue un error, estaba ebria y no sabía lo que estaba haciendo.

—O sea que todo lo que dijiste ahí es mentira. —musitó.

—No, no, nunca dije que era mentira. —aseguré rápidamente rectificando mis palabras.

—¿Ni siquiera es mentira eso de que Ignacio te hace mejor el amor que yo? —sujetó mi cadera juntándola a la de él, lo empujo con mis brazos pero me vuelve adherir al muro.

—Suéltame imbécil, o gritaré en serio. —opté por amenazarlo, aunque me este muriendo de miedo. Tenía que ser fuerte.

—Hazlo, ya sabes lo que puedo hacer para callarte. —acortó la distancia entre nuestros rostros. —Además, si yo quiero puedo ir a hablar con Ignacio y decirle que su querida novia le ha estado mintiendo en la cara conmigo.

—Eso no es cierto. —mascullé golpeándolo en el pecho pero atrapa mis muñecas.

—¿Y quién podría saber que no es cierto?, oh vamos, eres mujer y ya él fue engañado por una, así que podría creerme.

—Él sabe que no soy ese tipo de mujer. —se lo recalco en la cara con seguridad, algo que lo cabreó.

—Tú ni siquiera me diste la oportunidad de demostrarte que podía ser un hombre en tu cama. —con su mano sobre mi pierna descubierta entierra sus dedos sobre mi piel, grité para alejarlo pero me besa a la fuerza. —Te dije que te besaría si gritabas. —lo escupí por inercia del asco que le tengo y me besó de nuevo, forcejeo con todo lo que tengo manteniendo mis labios apretados hasta que los abro para morderlo.

—¡Eres de lo peor! —le grito estando alejada de él limpiando mis labios con repulsión. Lo veo limpiándose el labio que le brotaba sangre y mirándome con odio, algo que era mutuo en nosotros. —Estoy tan feliz de haberme alejado de ti, idiota. —espeté. —Y sí, Ignacio es mil veces mejor que tú en todos los aspectos. ¡Muérete de rabia por eso! —lo dejo solo mientras caminaba rápido de regreso a la sala.

Iba mirando a mis espaldas para cerciorarme de que Adrián no me seguía, por lo menos con la mordida me pude liberar de él. Sin embargo, mis brazos se notaban un tanto rojos y mi boca ardía, tengo que pensar en alguna excusa por si alguien me detallaba tanto.

Cuando estaba cerca de la entrada de la sala, visualicé que entraba el señor Eduardo, mi corazón se detuvo por un segundo al imaginar que él estaba por los pasillos, ¿y si me vio?, no, no, no, estoy segura de que estábamos solos en ese jardín. Eduardo no pudo estar cerca de ahí, estoy pensando demasiado.

Esperé a que él entrara, después de dos minutos pude ser valiente en abrir y buscar a Ignacio. Ya me quería ir de aquí. Adrián no se apareció más así que supuse que la mordida que le di le dejó el labio tan mal que no podía mostrar la cara.

N/A

Continuará pronto...

Les gustó?

Que opinan de todo esto?

Fue bien hecho que Brenda mordiera a Adrián o debió de hacer más?

Creen que Eduardo los vio o No?

Gracias por leer esta hermosa historia, las amo y Brenda e Ignacio también además de que les mandan millones de besos por comentar y votar ❤😙

Si les gustó no olviden de recomendar la historia con sus amigas o familia ❤ nos vemos en el próximo capítulo.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora