《Capítulo 46》

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BRENDA

CAPÍTULO 46

Al llegar al hospital busqué con desesperación a mi padre, hasta que finalmente lo visualicé sentado y llorando solo como un niño, se encontraba como yo hace unas horas atrás con mi mejor amiga.

-Lo siento mucho, es mi culpa papá. -me abalancé a sus brazos que me recibieron.

-No, cariño. -me abrazó con más fuerza. -No es tu culpa.

-Sí lo es... Les estoy causando muchos problemas. -lloré con más fuerzas.

-¿Aún no le dicen nada? -preguntó Margo a mi padre.

Yo me separé para verlo y él negó con tristeza.

-No se preocupe, conseguiré información del estado de su esposa ahora mismo. -aseguró Margo empezando a caminar hacia la recepción.

Me quedé con mi padre y en vez de ser yo quien lo consuele a él, era todo lo contrario. Me odiaba por ser tan débil, pero realmente me sentía destruida y no era capaz de decirle a él que todo estaría bien.

Ya no estaba segura de nada, todo lo malo me estaba sucediendo que ya no sé si pueda tener esperanzas.

-Ya conseguí que averigüen algo, no deben de tardar en traernos información. -habló mi amiga llegando. -No se preocupen, ella estará bien. -me regaló una sonrisa de consuelo, aunque luego observó a mi padre con tristeza.

***

Los minutos parecían ser eternos, Margo había visto la hora y ya eran las dos de la mañana, ni siquiera estábamos seguras de a qué hora llegamos al hospital, así que no podíamos saber exactamente cuánto tiempo llevamos esperando.

-Cariño, iré por unos cafés. -dijo mi padre dejándome con Margo.

-Margo, debes de estar cansada, ¿por qué no te vas a tu casa? -sugerí al ver sus ojos cansados y a escasos segundos de cerrarse.

-Por supuesto que no, yo me quedo aquí contigo. -expresó un poco ofendida por mi sugerencia.

-Gracias, eres la mejor. -me acerqué y la abracé, aunque al rato le seguiría insistiendo para que se vaya ya que seguramente tiene trabajo.

-Familiares de la señora Madeleine Ortega... -apareció una enfermera a la vista de nosotras.

Nos pusimos de pie rápidamente y le indiqué a la enfermera que yo era su hija.

-¿Cómo está mi madre? -pregunté angustiada.

-La señora está en cuidados intensivos, estará en observación toda la noche. Por el momento sólo podemos esperar a ver cómo va reaccionando con el tratamiento. -informó la enfermera sin darse el lujo de ofrecernos más detalles.

-¿Cuándo podemos verla? -interrogué con la voz quebrada.

-Aún no puede recibir visitas, pero la tendremos informada de los avances. Disculpen. -la enfermera se despidió y se marchó.

-Brenda, ¿te dijeron algo sobre tu madre? -mi padre apareció con dos vasos con café humeantes en sus manos, lo miré asintiendo con mis ojos cristalinos. -¿Y-y qué te dijeron hija? -dejó que Margo tomara los cafés para acercarse a mi y tomarme de los hombros con cuidado.

-La enfermera dijo que estaba en cuidados intensivos pero que estaría bien... sólo... hay que esperar... -susurré, llenándome de fuerzas para no llorar delante de mi papá. -Ella va a estar bien, papi...

-Eso espero cariño... -se sentó y cubrió su rostro con sus manos derrotado. -Porque no sabría qué hacer si tu madre nos dejara en estos momentos... -lo vi sollozar y eso me rompió el corazón, me senté a su lado abranzandolo con mucho consuelo y comprensión.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora