《Capítulo 31》

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BRENDA

CAPÍTULO 31

-¡Amor, ¿cómo quedé?! -exclamó la señorita Sarah cuando se sentó en las piernas de su prometido.

Ella se veía realmente complacida, contenta y hermosa. Sin embargo, yo no hice mucho para resaltar su belleza con materiales cosméticos, porque en realidad, ella realza su belleza con su propia personalidad.

-¿Qué te hiciste, preciosa?, si te ves igual de bellísima que todos los días. -los halagos del señor Ferrer hacia su novia fueron muy lindos y cursis. Los veía con admiración porque ellos parecían ser la clara evidencia de que el amor verdadero aún existe.

-Gracias mi amor. -lo besó en la mejilla provocando que él sonriera. -Pero, Brenda me maquilló y yo a ella. Ignacio, ¿qué te parece? -interrogó la pelirroja.

Dirigí mis ojos hacia el cuerpo masculino sentado a unos metros de la pareja, el señor Valente chocó sus ojos con los míos, y sólo mantuvo su semblante indiferente y frío al verme, no hizo ninguna expresión de aprobación pero mucho menos de desaprobación y por ende, sin ninguna razón concisa, el poco ánimo que sentía se extinguió finalmente. Agaché la cabeza mientras me movía para sentarme, preferí poner una pequeña distancia entre mi jefe y yo por la incomodidad que sentía.

-¿No dirás nada, Nacho? -Sarah sonó indignada por el silencio del señor Valente. -Como se nota que sigues siendo igual de agreo aún teniendo a una mujer como Brenda a tu lado.

-Sarah... -intentó Arturo callarla.

-Amor no me voy a guardar nada. -dice, con firmeza en sus palabras y en su rostro se notaba que hablaba en serio.

-No culpes a Ignacio por no ser igual de romántico que yo. -musitó el señor Ferrer con arrogancia, pero lo hacía para aligerar la situación con su novia.

En cambio, la pelirroja lo fulminó con la mirada llenándolo de incomodidad y nerviosismo, así que no le dio resultado ser gracioso con ella.

-¿Amor, no quieres bailar? -se puso de pie tomándola de la cintura.

-Está bien... -reprimió una sonrisa para no demostrarle a su prometido que le había gustado su propuesta.

Quizá lo hacía para no verse como una mujer sin orgullo. Ambos se fueron a la pista de baile tomados de las manos, para no verle el rostro inconciso que llevaba mi jefe en estos momentos mantuve la mirada puesta en esa pareja, se me hizo inevitable no sonreír sutilmente por el cariño y el amor que desprendian ambos, y fue después que sentí un peso más cercano a mi lado, había sido el cuerpo corpulento del Señor Valente.

-¿Por qué se maquilló? -escuché por parte de mi jefe.

Giré unos grados mi cabeza a la dirección del Señor Valente, enarcando una ceja inspeccioné su rostro que era débilmente iluminado con opacas luces que viajaban a todas las direcciones del Club. Era impresionante y entretenido quedarse observando el varonil, magistral y digno rostro hecho por Dios de este hombre.

-¿Le pasa algo o tengo algo en el rostro? -rozó sus dedos sobre su barbilla.

-N-no, nada que ver. -carraspeé mirando el suelo. -Simplemente estoy viendo lo bien que bailan sus amigos, nada más.

-Bueno, es cierto que tienen buenos pasos. Pero ellos no están bailando en mi rostro, ¿o sí? -inquirió, formando una sonrisa lobuna después de ver mis sonrojadas mejillas.

-A-ahm, b-bueno... -un cosquilleo recorrió mi cuerpo completo, e intenté respirar con normalidad, fui consiguiendo que la calma llegara a mi cuerpo hasta que veo al señor Valente tomar un trago de una copa pequeña, se reincorporó a mi lado y tomó mi barbilla con su mano sellando nuestros labios por completo en un beso.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora