《Capítulo 23》

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BRENDA

CAPÍTULO 23

—Mientras no se esté jugando, la marcadora debe ir apuntando al suelo, el dedo fuera del gatillo y el seguro debe estar puesto. Al comenzar la partida de paintball se le entregará a cada jugador una marcadora y un brazalete que debe llevar visible constantemente. —finalizó el árbitro después de definirnos las reglas del Paintball.

—Si no tienen más dudas pueden comenzar. —dice una chica que acompañaba al árbitro.

Tengo que decir que desde que llegamos a este lugar esa chica no le ha quitado los ojos de encima al señor Valente, siempre procura de sonreír cuando él la ve y se ofreció a guiarnos y darnos indicaciones junto al otro hombre. Pero, sólo recibe una mirada superficial por parte de mi jefe, tal parece sólo le da la máxima atención a su hermana, la cual es muy consentida.

Definitivamente todas las hermanas menores son así de caprichosas, ¿o me equivoco?

—Nacho, yo iré con Brenda para ayudarla en algo. —se ofreció Valentina, y eso me dio muy mala espina.

—Muy bien, entonces iré por la otra puerta, y recuerda Valentina, nada de trampas. —le recordó mirándola con los ojos achinados y Valentina sonrió asintiendo mientras tomaba mi brazo con el suyo.

—Yo lo acompaño, señor Valente. —la chica casi salta para estar al lado del señor Valente cuando empezaba a caminar, él no se opuso y se despidió antes de desaparecer por una puerta con cristal que conducía hacia el enorme terreno con obstáculos y barreras de madera.

—¿Vienen mucho aquí? —me sorprendo a mí misma por haber preguntado eso, y más a la niña a mi lado.

—¿Por qué?, ¿te dieron celos con el descaro que Amelia mira a mi hermano? —musitó cantarinamente y comenzaba a caminar, a medida que se alejaba pude escuchar la risita odiosa que producía y su cabello se meneaba de lado a lado sobre el traje negro respectivos para esto.

—Simplemente tenía curiosidad, no por eso debes de hablarme de esa manera, Valentina. —la alcancé antes de que cruzara por otra puerta que nos llevaba al patio.

—Primero, no me digas Valentina, para ti soy señorita Valente siempre. —puso su mano en la cadera con el casco entre su brazo. —Y segundo, no tienes derecho en decirme cómo hablarte o no.

—Claro que sí, soy una adulta y como tal debes de tener educación y respeto en el momento de expresarte conmigo. —reclamé con valor y enderezando mi espalda.

—¿Tú crees que porque no está mi hermano puedes humillarme? —habló indignada.

—¿Humillarte?, para nada te estoy humillando Valen... señorita.
—corregí a último momento, pero por educación y aunque haya sido una petición de mala manera igual tengo criterios.

—Que bien que obedeces. —chasqueó su lengua extendiendo la comisura de su labio hacia arriba, eso hizo que mi sangre ardiera por dentro, pero no debo de rebajarme a ninguna discusión con ella.

Sólo es una niña asustada.

—Será mejor que vayamos. —pasé por un lado de su cuerpo colocándome el casco y arreglando la pistola en mi brazo.

Valentina siguió mis pasos hasta estar justamente a mi lado antes de que se escuchara una trompeta y ambas comenzamos a correr a cualquier lado para ocultarnos.

Este terreno por ahora era exclusivamente para nosotros tres, el Señor Valente había pagado unas horas por petición de su hermana, y por supuesto, nadie se negó a eso ya que era muy beneficioso que un hombre como él, el cual es empresario y tiene porte, habite en vez en cuando un lugar como este y más con su hermana adolescente.

Por ahora sólo estaba escondida detrás de un muro de madera, tenía algunas grietas en las cuales podía observar el perímetro, y estaba todo muy calmado. Pero sin más, a lo lejos pude visualizar a Valentina seguir a su hermano quien corría esquivando sus tiros.

Era muy bueno para evadir esas bolas de pintura, hasta que le dio en la pierna y éste cayó, no sin antes dispararle a su hermana en el pecho una bola de pintura verde. Ambos salieron corriendo para esconderse uno del otro, y yo sólo permanecía tranquila y nerviosa en mi escondite.

Volví a mirar y ya no estaba el señor Valente en su escondite y Valentina había salido a buscarlo. Era adrenalina pura lo que debe de estar sintiendo esa niña, a lo contrario de mi, que me reservo el miedo en este lugar.

—¿Por qué no estás allá fuera? —por el susto le disparé a esa persona en la entrepierna. —¡MIERDA, CARAJOS! —gritó y exclamó el señor Valente cayendo de rodillas dejando caer su arma a un lado.

Su cuerpo cae de lado sobre la tierra y mi cuerpo reacciona con miedo y burla al mismo tiempo, mi cara era de sorpresa e impresión con mi boca formando una "o", había cometido un grandísimo error.

—S-señor... —solté mi arma y gateé hasta donde se encontraba el cuerpo inmóvil de mi jefe, escuchaba sus quejidos más fuertes a medida que me acercaba, al verlo de esa manera me invadió unas poderosas ganas de reírme, y lo hice, una carcajada fluyó de mi parte por debajo del casco.

—¿C-cree... que... es gracioso? —susurró con evidente dolor aún retorciéndose en el suelo.

Me acerqué a él para levantar su cabeza, ya que mantenía su frente unida al suelo, mis manos estaban claramente temblorosas pero más por la risa que aún no cesaba. Cuando estuve a su lado tomé su cara con cuidado y la levanté, el Señor Valente tenía todo el rostro rojo al igual que sus ojos, parecía que en serio le había dolido el disparo.

—Por favor, ¿acaso no tienes protección ahí abajo? —dije entre risas.

—¿Quieres averiguarlo? —masculló mirándome con su rostro entre mis manos. Mi cara ardió al instante y él sonrió, sus ojos no se despegaban de los míos hasta que miró por encima de mi hombro y fue cuando sentí un gran ardor en mi hombro izquierdo.

—¡DIOS! —mi cuerpo cayó hacia un lado por el impacto. —¡ESO DOLIÓ MUCHO! —quería llorar por el disparo con pintura en mi hombro, pero me levanté y corrí para tomar mi arma y disparé con los ojos cerrados a cualquier lado.

—¡AAAAYYY! —el grito chillón de Valentina se escuchó en mis tímpanos y abrí los ojos de golpe. —Perra, me diste en un seno! —Valentina tenía una mano en su seno derecho como a ocho metros de nosotros.

—¡Valentina tu vocabulario! —exclamó el señor Valente ya reincorporandose.

—¡Seguimos en el juego! —salió corriendo para esconderse y eso fue una señal para mí para ponerme en alerta.

—Lamento mucho haberle dado en sus... partes... —mordí mi labio, pero el casco impedía mostrar algo más que los ojos por el cristal del casco. —En verdad que yo...

—Sólo reaccionó. —contestó acercándose, levantó su arma para pegar la punta en mi chaleco. —Ahora, será mejor que huyas, porque esto es una guerra. —advirtió y con eso salí corriendo como alma que se lleva la cobardía.

Pero para mi mala suerte, recibí otro disparo en la pierna, específicamente en el muslo derecho. Caí de boca, pero no solté el arma y me puse alerta en todo momento, estaba segura de que había sido Valentina Valente y lo hizo con todo el gusto del mundo.

Fue por venganza, estoy segura de ello.

Y esto se volvió la guerra.

N/A

JAJAJAJA pobre de la Brenda! Se llevó dos balazos de pintura xd

Que maldad la de Valentina al proponer tal cosa.

Y pobre de las pelotas de Ignacio xd aunque se lo merecía desde hace mucho JAJAJA

¿Ustedes que creen?

Nos vemos en el próximo capítulo nenaaas

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora