《Capítulo 48》

5.8K 333 170
                                    

BRENDA

CAPÍTULO 48

—¿Bueno? —contesté mientras caminábamos hacia la habitación de mi madre en la clínica.

¿Brenda, dónde estás? —inquirió severa.

Golpeo torpemente mi cara al recordar a Margo, nunca le avisé acerca del traslado.

—Margo, estamos...

Ya sé dónde están, alguien me dijo sobre el traslado de tu madre.

—¿Si sabías donde estábamos para qué me preguntas?

Porque estoy molesta, no lo sé, debiste ser tú quien me contara acerca de eso. —por el tono de voz que utilizaba, era obvio que estaba enfadada por mi descuido.

—Lo siento... —miré de reojo al señor Valente que va a mi lado también con el celular en sus manos.

Olvidalo, en cuanto me desocupe iré para allá, ¿vale?, pero si tienen pensado en volver a trasladar a tu madre por lo menos ten la decencia de avisarme, tontita Bren. —accedí a sus peticiones y colgó.

—¿Era tu amiga? —el señor Valente se detuvo cerca de una habitación, me fijé en los números en ella y era la habitación de mi madre.

—Sí. —coloqué mi mano sobre la manilla pero él sostuvo mi muñeca. —¿Pasa algo? —mi ceño se frunció débilmente con confusión.

—No pasa nada, pero los caballeros son quienes abren las puertas a las señoritas. —habló, dejándome fascinada, sorprendida y avergonzada.

—G-gracias... —entré antes que él y saludé a mi padre que tomaba de la mano a mi mamá que yacía dormida. —Papá...

—Hola, cariño. —me sonrió y se sentó en un mueble individual que había al lado de la cama.

—Ya todo está en orden, señor, así que puede estar tranquilo. —informó el Señor Valente plantándose a mi lado y posando su mano en mi espalda baja.

—¿Mis hijas pueden venir a ver a su madre? —titubeó observando a mi jefe con un destello de inseguridad.

—Por supuesto, puedo hablar con el médico encargado de su esposa para que acceda a las visitas.

—¿Y los pequeños? —mi padre se había emocionado un poco, supuse que era por la idea de que mis hermanitos vean a mi madre.

—También. —en su rostro se dibujó una pequeña pero linda sonrisa, la cual me hizo sonreír igual.

***

Habíamos pasado toda la mañana con mi papá, era reconfortante verlo más tranquilo y relajado al lado de mi madre, por otra parte, mi corazón encontró su calma después de que el doctor encargado del estado de mi madre apareciera y nos informara que mi mamá se encontraba estable, que su cuerpo estaba reaccionando satisfactoriamente al tratamiento y que en pocas horas recuperaría la conciencia.

Preferí esperar esas eternas horas para poder estar presente en el momento que mi madre despierte y pueda ver sus hermosos y cálidos ojos color celestes brillantes, pero seguramente se encuentren opacos por el cansancio que ha de padecer.

—¿No prefiere ir a comer algo? —el señor Valente se sentó a mi lado extendiéndome un café, lo acepté sonriendo agradecida pero éste no me quitaba la mirada de encima. —Hay un restaurante al cual quisiera llevarla. —destacó, optando una posición más relajada con sus codos sobre sus piernas y el rostro neutral.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora