《Capítulo 47》

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BRENDA

CAPÍTULO 47

Aparentemente, el Señor Valente cumpliría con su palabra de querer internar a mi madre en una clínica. Mi padre había regresado desde hace unas horas y en cuestión de minutos de haber llegado, el Señor Valente le expresó sobre sus intenciones de trasladar a mi madre a un centro médico más efectivo.

Sin embargo, mi papá le dio vuelta al asunto, habló conmigo y no estaba muy convencido de permitir que el Señor Valente se encargara de esos gastos médicos, le daba vergüenza y también afectaba un poco a su dignidad ya que siempre ha sido la cabeza de la familia, hasta que yo empecé a ingresar ganancias a la familia.

Los dos hemos compartido esa responsabilidad tanto por el bienestar de mi mamá como el de mis hermanos, además de que no permitimos aún de que Daniela busque algún empleo para que se concentre en sus estudios.

—Si no estás al cien por ciento convencido de eso papá, puedo decirle al señor Valente de que nos negamos. Pero también deberíamos de pensar en la salud de mamá... —musité llegando a la conclusión de que la ayuda de mi jefe le haría bien a mi madre, aunque yo sea la persona que tenga que pagar por ello, no me importa ahora.

—No sé qué hacer, hija... —limpió su frente con la manga de su camisa cansado. —¿Y qué pasa si el señor Valente cree que abusamos de su confianza?, no quiero que terminemos en un conflicto con él, o que tú y él tengan algún problema.

—No creo que eso pase, papá. —ni siquiera yo estaba convencida de mis propias palabras.

—Ya todo está listo para el traslado. —apareció el señor Valente posicionando su cuerpo a mi lado y posó su mano en el inicio de mi cintura estremeciendo mi cuerpo.

—De hecho, quería hablarle con respecto a eso, señor Valente. —dijo mi padre mirándome de reojo, como pidiéndome permiso para continuar con sus palabras.

—Por favor llámeme Ignacio, no le veo el caso de tanta formalidad. —indicó el rubio sonriendo.

¿Por qué se comporta de una manera tan... agradable?

—Bien Ignacio, no estoy muy de acuerdo con que se lleven a mi esposa a una clínica.

—¿Por qué, señor?

—Es que... No queremos que piense que estamos sobrepasando los límites con usted, o que nos queremos aprovechar de su solidaridad. —mi papá se rascó la nuca con nerviosismo.

—No piense en eso señor Ortega, todo lo hago de buena voluntad y es por el bien de su esposa. Por favor permíteme hacerme cargo de todo y usted no se preocupe por el dinero, sólo piense en la mejoría que tendrá su esposa ahora en adelante. —alentó el señor Valente con notoria sinceridad.

—Está bien, confiaré en sus palabras. —mi papá intentó sonreír agradecido pero bajaba la mirada apenado.

Tomé su mano mostrándole una sonrisa de mi parte llena de apoyo y amor.

Después el señor Valente nos indicó que debíamos de acompañarlo para hablar con el médico encargado de mi madre, al hacerlo el médico nos autorizó el traslado hacia la clínica, nos habían equipado una ambulancia pero nada más mi papá podía ir en ella.

Cuando nos dirigimos hacia el auto de mi jefe, en la entrada del hospital se hallaba un tumulto de personas con cámaras y grabadoras en las manos. Habían periodistas por todas partes, y eso me hizo enojar un poco.

—¿Qué hacen ellos aquí? —pregunté controlando mis ganas de salir corriendo lejos de ellos.

Aunque tuve el impulso de huir, la mano del señor Valente se aferró en mi brazo evitando que me moviera un centímetro.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora