《Capítulo 33》

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BRENDA

CAPÍTULO 33

—Nosotros ya pensamos irnos... —dijo en voz alta el señor Ferrer para que lo escucháramos con claridad. —No sé si ustedes también o, ¿piensan quedarse? —la señorita Sarah y el señor Ferrer se ponen de pie.

Sarah sonreía con las mejillas sonrojadas y el rostro acalorado después de haberme invitado a bailar entre las dos, eso había sido obligada por ella ya que insistió en hacerlo, mientras lo hacíamos aprovechó el momento para preguntarme sobre la relación que llevaba con mi propio jefe. Le comenté que no era sencillo pero que los dos lo estábamos sobrellevando bien. En fin, también me dio supuestas indicaciones para moverme más sensual y candente en frente de mi propio novio, eso me había hecho ocultar mi rostro por un rato para que no notara lo abrumada que estaba con la situación y el tema de... el contacto con mi jefe.

—Los seguimos, ya tenemos que irnos. —avisó el señor Valente tomando la palabra.

Los cuatro nos dirigimos hacia la salida al lado de nuestras respectivas parejas, el Señor Ferrer mantenía su brazo alrededor de la cintura de Sarah en modo de protección y así llevarla con facilidad por medio de la gente, de modo que no se tropiecen con ella.

En cambio, el Señor Valente sostuvo mi mano dejando que yo lo siguiera y así ser un obstáculos para los demás de manera que yo no choque con ellos, aunque a veces golpeaban mis hombros por accidente o mientras bailaban. Realmente no me familiarizaba tanto con este tipo de lugar.

Al estar fuera del establecimiento, unas luces me cegaron por un momento, todo se volvió molesto y con bullicio. Escuché la voz del señor Valente pero no me hablaba a mi, sino al señor Ferrer, en eso me jalaron de la mano llevándome a ciegas a otro lado que no era la salida del club.

—¿A dónde vamos? —abrí mis ojos acostumbrándolos a la poca luz de nuevo.

—Saldremos por la parte trasera, Arturo me informó que habían unos reporteros afuera esperando por nosotros. Tal parece supieron que estaba aquí con una mujer. —lo escuchaba con atención pero me distraje al percatarme en dónde nos encontrábamos.

—¿Y el señor Ferrer y Sarah?, ¿dónde están ellos? —miré hacia atrás creyendo que podría verlos, pero no.

—Ellos ya salieron, ya le avisé al chofer que nos espere en la puerta trasera. —después de eso, alguien más que no sabía que nos estaba guiando abrió una puerta, dejando ver el auto del señor Valente con el chofer sosteniendo la puerta trasera.

—Gracias por visitarnos, señor Valente, vuelva pronto. —habló con una voz muy grave el hombre alto y musculoso que era parte de la seguridad.

—Vamos, entra rápido. —me ordenó el rubio mirando hacia los lados.

Obedecí y subí antes que él, cuando ya estábamos los dos en el auto vi por detrás del auto un grupo pequeño de hombres con cámaras en sus manos, al reconocer el auto de mi jefe parecía que habían visto oro andante ya que dieron rienda suelta a una maratón mientras sacaban fotos al auto.

—Baja la cabeza. —pegó mi cabeza a su pecho mirando al frente. —Vámonos de aquí. —le dictaminó al chofer con seriedad en su voz.

—Sí, jefe. —arrancó el auto como si nos estuvieran persiguiendo una manada de asesinos.

Mantuve mi cabeza en el pecho del señor Valente por un largo rato, mis oídos no parecían atraídos por más nada sino por los latidos del corazón de mi jefe, eran rítmicos, como un compás y entretenidos. Respiraba con suavidad e inconscientemente comencé a respirar a la vez que él, contaba las veces que respiraba como si fuera un juego de niños.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora