《Capítulo 40》

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BRENDA

CAPÍTULO 40

—Puedes volver a la casa de mi madre... —escuché al señor Valente hablando por teléfono en la sala de mi departamento, mientras que me encontraba en la cocina preparando un poco de té. —Sí, me quedaré esta noche... Hasta mañana. —murmuró al final antes de colgar.

Tomé la bandeja con las dos tazas de té humeantes y me dirigí con pasos cuidadosos hacia la sala de estar, al ir saliendo no miraba hacia el frente sino que mis ojos se mantenían puestos sobre las tazas de té, y la bandeja se cayó de mis manos dejando caer los recipientes y el líquido manchó por completo la camisa del señor Valente que se había aparecido delante.

—¡Mierda, otra vez no! —mascullé viéndolo con el rostro rojo y rechinando los dientes por el grito que se le está trancando en la garganta. —Discúlpeme, perdón, perdón... —me disculpaba una y otra vez, y traté de tocarlo pero se alejó con las manos en el aire respirando profundo.

—Mejor... —guardó silencio cerrando sus ojos. —Mejor ayúdeme, está muy caliente.

—Por supuesto. —me apresuré para ayudarlo con el saco, seguido de su camisa mojada hasta que quedó en frente de mis ojos, por segunda vez, sin camisa, con el torso formado como Dios manda enrojecido en una zona en específica como resultado del té.

—¿Me podría prestar el baño? —pasó su mano por sus abdominales viendo qué tanto le ardía, le expliqué que el baño estaba en mi habitación y después de saber cómo llegar se fue.

Pretendía seguirlo para ayudarlo o darle su camisa pero, me detuve en seco al imaginar que querría estar solo por la idiotez que cometí, a estas alturas debe de estar arrepentido por quedarse... soy una completa idiota, tonta y torpe, ¿cómo pudo pasar esto de nuevo?, ¿por qué él se tuvo que cruzar en mi camino?.

Pero, pensándolo bien, ¿me refiero a literalmente por lo de hace un momento o metafóricamente; por completamente todo?

Salí de mi ensimismamiento luego de creer haber escuchado el timbre de mi casa, esperé por un momento en silencio para saber si era mi timbre o estaba escuchando cosas, pero efectivamente llamaban a mi puerta después de oír algunos golpes en la puerta.

Caminé hacia ella creyendo que eran mis padres, Margo o probablemente, en una de esas sean los tres. Al abrir mi corazón se detuvo por un mínimo segundo para volver a regular su ritmo con desesperación.

—¿Fred, qué haces aquí? —musité preguntándole con desconcierto y al mismo tiempo mi voz se escuchaba estupefacta.

—¿Estabas... ocupada?, es que... —se pasó la mano por su nuca masajeándola con inseguridad, se notaba algo cansado y...

—¿Estabas preocupado...? —mordí mis labios nerviosa.

—Sabes que siempre me voy a preocupar por ti, Bren... —juntó sus cejas mirándome directamente a los ojos. —A pesar de que ahora... bueno, de que seas la pareja del señor Valente... —dirigió sus ojos hacia el suelo y eso me hizo volver a la realidad de un sopetón, recordé que justamente mi jefe se encontraba en el baño, y como respuesta a eso cerré un poco más la puerta contra mi costado para obstruir cualquier visión de mi casa. —Bren, en serio no sé ni qué decirte en estos momentos. —escondió ambas manos en sus bolsillos delanteros del jeens desgastados que traía puesto encogiendo sus hombros.

—N-no tienes que decirme nada...

—Es que... hay algo que no entiendo... —inquirió dubitativo. —¿Por qué nunca me dijiste que te atraía el señor Valente, o... por qué no me dijiste que eras su novia? —parecía no poder procesar la noticia.

ATADA A MI JEFE ||J&S. COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora