T1:E9: S E N T I M I E N T O S

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La noche parecía no tener fin, mi mente no paraba de pensar una y otra vez en ella, estaba confundido. Sabía que mi madre era una persona la cual conocía a todo Nueva York, pero por una parte no podía juzgar un libro por su portada.

Misteriosamente, el no dejar de pensar en ella me había hecho olvidar por completo el dolor fulminante que sentía dentro de mi cráneo. ¿Qué demonios tenía Sydney Roberts para hacerme sentir así? aun así, fuera lo que fuera, me gustaba.

Tomo mi teléfono por décima vez, ni siquiera había leído los mensajes que le deje, Dios. Esto era bastante estresante, no quería que se molestara conmigo, era demasiado extraño. Desde niño mi madre siempre aceptaba todas mis amistades, así que era raro que por primera vez se negara.

Dentro de mí sabía que Sydney no era mala persona, lo sé porque podía sentirlo, podía ver en su mirada mucha sinceridad. Pero necesitaba respuestas.

S Y D N E Y

—Y después salí corriendo —limpio las últimas mesas mientras le resumo a Sophia lo que había ocurrido.

—Pues, no te ofendas Syd, pero todo Nueva York conoce a tu madre, es decir, no es algo nuevo.

—Sí, ya se. Pero no quería que él lo supiera, ¿qué va a pensar de mí?

—No eres igual a ella y lo sabes.

—Pero y si ya no le agrado, te lo juro debiste ver cómo me miraba su madre, como si fuera el, pero ser humano de todo el mundo, como si conociera todo de mí, no lo sé —digo antes de lanzar el trapo a la mesa con algo de molestia.

—Te ha llamado cientos de veces, creo que la que esta en negación eres tú.

—No, no lo responderé. Soy un completo desastre y de verdad no quiero que sepa de dónde vengo ni de quién vengo. Debo alejarme de él.

H A R R Y

Llevaba más de quince minutos frente a la vieja puerta de madera, mi boca estaba seca y mis manos estaban tan sudorosas que sentía que el ramo de flores se me iba caer al suelo, ¿qué tal si no me quiere ver? Pienso.

Finalmente, estiró mi puño hasta la puerta, pero ésta al ser abierta impide mi toque. Y ahí estaba, Sydney mirándome con curiosidad y vergüenza a la vez.

—¿Qué haces? —Sydney pregunta bastante confundida.

—Yo... Te traje esto —estiro el pequeño ramo de rosas hacia ella. —No sabía cuál era tu favorita así que... Traje una de cada una.

—Que lindo, gracias —la expresión de Sydney al ver las rosas parecía inusual. Estaba sorprendida pero también podía notar algo de temor.

—Oye, lo que pasó ayer... de verdad, Sydney. No quiero saber, no quiero hablarlo ni que me cuentes si no lo quieres. No creo en rumores, ni nada por el estilo.

—¿Te contó? —Sydney interrumpe mis palabras.

—¿De qué hablas?

—Sobre mi madre... ¿te contó? —la chica baja su mirada, lo cual me hace sentir culpable.

—Sydney... de verdad yo no quiero saberlo.

—Está bien, soy una grosera, pasa —dice sosteniendo una bella sonrisa. Me encamino hasta dentro del departamento, Sydney toma asiento en el sofá que se encuentra frente al televisor, parece nerviosa.

Quiero decirle algo, pero para ser honesto no tengo idea de qué decir, ella está nerviosa así que toma las flores y se encamina hasta una habitación que parece ser la cocina.

Trago saliva algo nervioso, en realidad mi intención nunca fue venir aquí para que me contara, solo quería que ella estuviera bien y se sintiera tan bien como yo.

Mi vista recorre el lugar, definitivamente era una cueva de chicas. Había labiales por toda la mesa, revistas de moda y muchos zapatos alrededor del suelo. Mi vista se posa sobre una fotografía enmarcada cerca de la mesa de centro, eran Sydney y Sophia y lucían bastante contentas.

S Y D N E Y

Mierda, mierda, mierda. Pienso. Qué diablos se suponía que debía decirle ahora, me sentía tan tensa y nerviosa que estoy a punto de tirar el florero de las manos. Tomo un vaso de agua y doy un gran respiro.

Observo a Harry desde lejos, él parece estar igual de nervioso que yo. Debía contarle, quisa será mejor idea que escuche mi versión acerca de mamá que la versión que la gente ha inventado sobre ella.

Tomo ambas tazas de té y me encamino a él—aquí tienes—le digo amable.

—Traje un par de películas, sé que amas las películas de terror así que traje variedad. Yo las detesto, pero si a ti te gustan las puedo ver —no puedo evitar sonreír cuando noto como trata de romper el hielo.

—Está bien, no estoy molesta. Solo estaba algo confundida —le digo—sé que me porté bastante extraña ayer y... Realmente no quiero ser juzgada por mi madre.

Harry me mira con atención así que tomo una gran ola de aire antes de hablar.

—La mayoría de las personas que se acercan a mí y después descubren quién es mi mamá, usualmente... Se van, y se van con una imagen equivocada de mí. No quiero que pienses mal de mí. —hablo, sin embargo, no puedo dejar de mirar el suelo. Esto me aterraba

—Cómo supongo que tu madre ya te lo habría dicho... Mi mamá es un desastre... Mi papá murió cuando yo tenía cinco años, desde entonces ella cambió. Cayó en depresión, después en el alcohol y... Ahora se gana la vida vendiendo su cuerpo. —siento como de un momento a otro ya tengo las mejillas empapadas —Prácticamente deje de tener una madre desde que tengo memoria, he sido independiente desde los siete años. Pero no soy igual a ella, muchas personas lo creen, pero...

—Oye —Harry se inclina tratando de obtener mi atención —no pienso igual a los demás. Y.... realmente te quiero conocer, ya sabes, ser buenos amigos. —no sé en qué momento Harry sostiene mi mano, observo detenidamente su mano junto a la mía y juro que podía sentir como me reconfortaba.

¿Qué demonios tenía Harry Styles que me hacía sentir así?

—Así que ya basta de sentimientos y malos recuerdos, hay que ver estas malditas películas que se ven aterradoras —dice haciéndome sentir bastante mejor.

—¿Es broma verdad? —lo miro divertida.

—¿Qué?

—¿Monser Hause? —aprieto mi labio tratando de no reír.

—Es clasificación para mayores de doce años —explica.

—No, necesitas ver algo de terror de verdad. Como... —busco entre el cajón algunas películas que alquilé la semana pasada—esto—le entrego la película.

—Primero muerto —dice pálido.

—¡Será divertido! Solo la prohibieron en doce países.

—De acuerdo, estoy dispuesto a hacer todo por ti, Sydney Roberts.

SAFE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora