T1:E25: O V E R

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—Estoy aquí... Ya estoy aquí

Las palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez, de pronto puedo ver el rostro de mi mejor amiga en un mar de lágrimas, mientras siento que alguien sostiene mi mano, Harry. Diciéndome una y otra vez que todo iba estar bien.

No podía respirar. Sentía mis pulmones quemarse lentamente mientras mi garganta dolía al igual que mi cabeza. Las luces rojas y azules de la ambulancia me cegaban al igual que el sonido ensordecedor de la misma me hacía estremecer. Todo es borroso y solo puedo observarlo mientras plantaba un beso sobre mi mano diciéndome que él estaba ahí y que jamás se iría. Y es cuando todo se vuelve negro.

***

2 H O R A S A N T E S

Despierto de un salto, como esa veces que sientes estar cayendo y te exaltas. —Uhg... Ese olor de nuevo —me digo a mí misma cuando ese horrible olor a gasolina me penetra en las fosas. Escucho ruidos fuera de mi habitación, como pasos y murmullos—¿Sophia llegaste? —grito sin recibir una respuesta a cambio.

Salgo hacia la sala sin encontrar nada ni nadie.

—Sydney Roberts.

Doy un salto cuando escucho esa familiar voz detrás de mí. Rosse Cox acompañada de un hombre de color, bastante extraño.

—¿Qué hace aquí? —pregunto y para ser sincera, estaba aterrada.

—Solo quiero charlar

La mujer de baja estatura camina hasta a mí. —Veo que no entendiste lo que te dije el otro día —continúa hablando.

"Si es que aún aprecias tu miserable vida, aléjate de él". Recuerdo las palabras de la mujer el día que regresamos del lago.

—No entendiste por las buenas, Sydney y de verdad es una tristeza.

Trago saliva para tratar de ocultar el miedo que me invade en estos momentos. De pronto. Los recuerdos de ese hombre entrando a mi habitación a medianoche llegan a mi cabeza como flashes. Y de nuevo, sentía ese ataque de pánico que todas las noches me hacía llorar. Me hacía temblar.

—Me voy querida. Y de verdad, es la última vez que voy a decírtelo. Aléjate de mi hijo si es que quieres mantenerte a salvo, o a tu amiga, incluso tu madre. —la mujer susurra cerca de mi oído antes de salir del departamento.

Siento mi corazón en la garganta cuando veo llamas creciendo alrededor de todo mi departamento. Trato de correr hacia la puerta la cual ya estaba a punto de hundirse en las llamas, sin embargo ésta estaba cerrada. Siento mi pecho subir y bajar rápidamente. Estaba en el séptimo piso, saltar no era una opción. Solo podía observar como las llamas comenzaban a consumir toda mi casa. Era mi fin.

H A R R Y

La espera se me hacía eterna. Camino de un lado a otro tratando que el tiempo pase más rápido.

—Harry... —veo a la doctora Brown salir de la habitación donde Sydney estaba—Puedes verla. Esta muy dormida pero, va a estar bien.

No espero más tiempo y me introduzco a la habitación. Ella estaba ahí, dormida. Sus brazos estaban totalmente extendidos y una mascarilla de oxígeno le transmitía aire limpio. Tomo asiento justo a su lado tomando su mano la cual estaba tibia.

—Sydney. Estoy aquí

Hablo en voz baja tratando de no despertarla.

—Solo quiero que sepas... Que eres lo mejor que me ha pasado en este mundo. Verte es como... Como ver el amanecer por primera vez en la vida. Y quizá... No soy un hombre perfecto, pero estoy decidido en jamás lastimarte y hacerte feliz hasta que deje de respirar. Incluso en la otra vida.

***
S Y D N E Y

Y de pronto, despierto. Todo está borroso. Siento algo rígido entrando por mis fosas nasales y una mascarilla de oxígeno apretando fuertemente mi boca y mi nariz. —Despertaste—escucho a un costado de mí, encontrándome con Sophia.

—¿Ya morí? —susurro provocando una sonrisa en ella.

—No. Estamos en el hospital. Hubo un incendio —los recuerdos comienzan a pasar por mi cabeza como película—Rompiste la puerta y trataste de huir pero ya habías respirado mucho humo.

—¿Cómo es que estoy aquí? —pregunto.

—Harry entró al edificio, arriesgando su vida y... Él te sacó, él te salvo Sydney. —Sophia habla entusiasmada. —Él está afuera, quiere...

—¡No!

La expresión de mi mejor amiga cambia por completo.

—¿Qué? —pregunta.

—No quiero hablar con él, no aún... —susurro desviando mi mirada.

—¿Qué? —siento mi corazón quebrarse cuando lo veo parado en la puerta, sostenía un ramo de flores y sus ojos estaban cristalizados.

—Yo... Los dejaré —Sophia abandona la habitación haciendo que el ambiente se tense.

—Sydney... No entiendo —él susurra mirándome fijamente.

—Harry... —siento un nudo en la garganta. No quería hacerlo, no quería hacer esto. —Creo que debemos parar... No podemos estar juntos. —siento como el alma se me destroza al verlo derramar sus lágrimas.

—Solo dime qué hice mal —susurra.

—Esto no es por ti... Es solo que... No puedo, lo siento Harry. Se acabó.

Y así fue como sentí mi espíritu romperse, cuando lo vi salir por esa puerta destrozado.

SAFE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora