T1:E12: H U R T

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Una semana después.

—¿Pero por qué no mamá? —gruño como niño pequeño.

—¡Porque no! ¿desde cuándo tu desobedeces jovencito? —mi madre pregunta mientras sigue caminando.

—Mamá, solo es una cena —contesto.

—Hijo, por favor déjame trabajar, tengo muchísimas cuentas que pagar del hospital y tengo que pedir tus últimos medicamentos para el asma —dice cerrando la puerta de su pequeña oficina.

—Tu dijiste que hiciera amigos. —susurro detrás de la puerta, haciendo que mi madre la abrirse nuevamente.

—No ese tipo de amistades, Harry —levanta mi mentón.

—Pues ella lo es, y quiero que venga... si no olvida todo esto mamá. ¿De verdad vamos a festejar esto?, solo estoy muriendo —me giro para regresar a mi habitación, pero la voz de mi mamá me detiene.

—¡Esta bien!, solo dile que use algo decente.

Es mi cumpleaños número 22. Y por primera vez en toda mi vida me alegraba de la típica cena que mis padres me organizaban. Toda la familia venía a mi casa a celebrar la "vida" que tenía, un año más, pero en realidad era un año menos.

—Señorita Sydney, ¿todo en orden? —contesto el teléfono.

—Solo quería desearle un feliz cumpleaños, señor. Me habría gustado verte —su voz hace que mi estómago revolotee.

—Justo iba a decírtelo. Las espero en mi casa a las siete de la noche, no acepto un no, por respuesta.

—No... No, Harry. No podría —.

—Por favor, por mí, por mi cumpleaños. —juro que podía escuchar la voz de Sophia al fondo tratando de convencer a Sydney.

—Bien... Ahí estaremos.

***

S Y D N E Y

—¿Es una broma verdad? —pregunto al ver a Sophia entrar a la habitación con un trapo haciéndose llamar vestido.

—¡Está genial! ¿de qué hablas? —frunce el ceño.

—Soph... ¿si ubicas quién es la mamá de Harry? —mi amiga niega con la cabeza—Rosse, la cenadora Rosse Cox, doña prejuicios.

—Cierto... ¿Pero lo usaras después cierto? —río al ver la expresión pícara de Sophia.

Me sentía bastante nerviosa para ser verdad, no quería dar una mala impresión, realmente quería que Harry fuera mi amigo e impresionar a sus padres.

—Es una broma —Sophia murmura cuando ve la enorme casa—¿cómo es que pagan esta mansión? —murmura sorprendida—¿lista? —Sophia pregunta al llegar a la puerta.

—Eso creo —trago saliva. Toco el timbre que se encuentra fuera de la casa, siento esos nervios nuevamente al ver al chico castaño abrir la puerta con una enorme sonrisa.

—¡Feliz cumpleaños! —Sophia rompe el silencio y las bobas miradas que había entre nosotros.

—Gracias Soph.

—¿De verdad vives aquí? —Sophia pregunta.

—¡Sophia! —murmuro mientras le doy un pequeño golpe con el codo, Harry parece notarlo así que no puede evitar sonreír.

—¿Qué?, oye Harry de verdad si necesitan una empleada doméstica, soy bastante buena, y cocino o incluso puedo pasear al perro —río al escucharla-

—No tenemos perros—dice con diversión en su voz.

—¿Mencioné que sé cocinar?

—No, no es verdad —digo.

—¡Sydney!

—Hay champaña y vino en la cocina, puedes pasar —Harry sonríe.

—Felices 22, Harry —sonrío rodeando al chico en un abrazo, una de mis cosas favoritas en el mundo. —Yo... Te traje un obsequio —entrego el pequeño sobre.

Veo como Harry abre el sobre sacando el contenido, inmediatamente una enorme sonrisa se dibuja en su rostro.

—Me encanta, te lo agradezco Syd —el chico se acerca a mi plantando un tierno beso en mi mejilla, siento como la sangre se me baja a los pies quedando helada.

Después de unos minutos de charla finalmente entramos a la casa de Harry. En donde pude observar muchas personas, las cuales desde kilómetros se podía oler el dinero y la avaricia de cada uno.

La cena finalmente se había servido en la mesa, una rara combinación de pollo con algo que parecía ser... ¿Caviar?

—¿Esto es Caviar? —escucho el susurro de Sophia.

—Solo aparenta que lo has comido —respondo en voz apenas audible.

—Y... Sydney -La voz de la madre de Harry rompe el silencio en la mesa. —¿tu estudias, trabajas o....? —la mujer de ojos azules me mira fijamente con una sonrisa aparentemente amable.

—Yo... Trabajo, en Billy's, cerca de la avenida Madisson. —contesto.

—¿Billy's? —una mujer pelirroja planta con un tono bastante molesto - ¿qué ese no es el restaurante más peligroso de todo Nueva York?

Trato de decir algo, pero me detengo, sabía que todo esto era en mi contra, aunque realmente no sabía el porqué.

—Meredith, ¿recuerdas a Marla Roberts?, de tercer grado —la mamá de Harry pregunta a la mujer pelirroja.

—¿cómo olvidarla? — dice con una mueca de disgusto, entonces sé que esto ya no era bueno.

—Sydney es hija de Marla —puedo ver como todos en la mesa me miran extraño.

—Mamá, basta —escucho a Harry decir algo enfadado.

—¿Marla Roberts? —otra mujer pregunta. —¿la loca de la calle Street? —escucho como mi corazón se estruja dentro de mí, puedo sentir mi cara cayéndose de vergüenza, y como siempre. Mi mirada está cabizbaja.

—¡Ella misma! —contesta la madre de Harry.

—Mamá, no hagas esto.

—Harry. —observo al chico. —Está bien —trato de sonreír, pero el nudo que tengo en la garganta me lo impide. —Sí, mi madre es Marla Roberts —contesto.

—Es admirable Sydney, a pesar de que tu madre sea una mujer de la vida galante, te enorgullezca decirlo. —mis lágrimas brotan ante todas las miradas que ahora se encontraban sobre mí.

—¡Mamá! —Harry exclama poniéndose de pie.

—Yo... Lo siento, tengo que irme —mis ojos ya no pueden sostener más las lágrimas que tenía y el dolor que me había causado haber venido a esta cena.

SAFE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora