Capítulo once

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Seguimos bailando, definitivamente me olvidé del mundo, estaba en mi pequeña burbuja. También olvidé que era la fiesta de Carlo y que todos nuestros ex compañeros estaban presentes, ex compañeros a los cuales Stephano les dio clase.

Al terminar la canción nos sentamos en nuestra mesa. Él me tomó de la mano. Stephano fue mi profesor y a esas alturas todos se dieron cuenta que teníamos una relación por la manera en cómo bailamos, miramos y besamos.

En cuanto nos sentamos llegaron dos ex alumnas de Stephano a saludarlo. Ellas eran de baja estatura y cabello negro, como la noche que nos acogía. Una lo tenía hasta la cintura y la otra a los hombros. Ambas optaron por usar el mismo color del vestido, rojo, aunque muy diferente en su forma. A una de ellas si le favorecía el color y a la otra la hacía verse más pálida de lo que ya estaba.

—Profesor Ruiz— dijo con voz seductora — ¿cómo ha estado? —estaba segura que le coqueteaba.

Tuve que ahogar una risa.

—Bien y ustedes— respondió Stephano de la misma manera para seguirles el juego — ¿cómo han estado?

—De maravilla— expresó la chica del cabello corto al tomarse de la cintura y darse una vuelta —que no se nota

No pude evitar reír, Stephano al escucharme también hizo lo mismo.

— ¿Qué es lo gracioso? — preguntó ella.

—Nada— respondí moviendo mis manos.

—Profesor ¿le puedo hacer una pregunta? — preguntó la otra joven

—Claro— respondió muy seguro.

— ¿Usted es novio de Ángela? — arqueó una ceja

—Por supuesto— rió — ¿qué no se nota? — trató de hacer lo mismo que ella, pero no le salió, ya que él estaba sentado.

—Entonces, usted y ella...—pero no terminó la frase —ahora tus notas en historia tienen sentido— arqueó una ceja

—Mis notas fueron por merito propio— me sentí ofendida

— ¡Qué calladito te lo tenías! — comento la otra chica —creo que era algo obvio por eso el profesor siempre te procuraba y como no iba a hacerlo si tú te acostabas con él.

—Señorita no permito que le hable a mi novia de esa manera— reaccionó a la defensiva.

—Yo puedo decir lo que yo quiera ¿no? — nos miró con odio —por algo es un país libre. Sólo una cosas más ¿Qué fue lo que le vio?

—Ella es lo que he estado esperando desde siempre— besó tiernamente mi mano.

Mi ex compañera que respondía al nombre de Coral, hizo cara de pocos amigos y se fue, junto con la otra chica, Martina.

Tomé un vaso con agua que estaba ahí para beberla.

Stephano comenzó a actuar extraño, observaba a todos en el lugar, se giró y me miró, de un manotazo tiró mi vaso, el cual cayó al suelo. Esto ocasionó que todos voltearan a dónde nos encontrábamos

—No bebas eso— miraba para todos lados.

— ¿Qué es lo que te pasa? — reaccioné confundida

—Algo no está bien

— ¿A qué te refieres?

—Fue con Coral, no lo logré leer su mente, en cuanto se fue— estaba ansioso

—Será por la distancia— actué despreocupada

—No es por eso— buscaba entre las personas a alguien, pero no sabía a quién.

—Debe de serlo, ya deja de preocuparte

— ¡Qué no lo es! — dijo desesperado —puedo leer lo que piensa aquel chico que esta platicando con Carlo.

— ¿Y qué es lo que piensa? — pregunté incrédula

—Que Carlo se calle, ya se quiere ir para preguntarle a la chica que esta frente a él como se llama— comenzó a reír

— ¿Qué es lo gracioso?

—Que no conseguirá nada con ella, sólo mira.

Disimuladamente me giré para ver lo que Stephano me decía.

Él se apartó de Carlo y fue en busca de la chica, esta lo rechazó y fue hacia otro lado con la chica que estaba a su lado.

—Es por eso que me preocupo, en cuanto se fue su mente quedo bloqueada es como si algo la estuviera protegiendo

— ¿No crees que ella sea una eterna o sí?

—Tengo mis dudas— se pasó la mano por el cabello —creo que algo se posesionó de ella

—Es imposible— lo miré desconfiada —la posesión es el nivel más alto de hechicería— no cualquier hechicero puede completar ese hechizo, sólo uno muy poderoso podría.

—Pero no sólo es exclusivo de ustedes— me miró a los ojos, él sabía quién estaba detrás de eso.

— ¿Qué quieres decir con eso?

—También los ángeles caídos podemos posesionarnos de cuerpos— era uno de ellos

—Pero solamente pueden hacerlo con los nefilims

— ¿Y quien dice que Coral no lo es? — arqueó una ceja

—Relájate— traté de calmarlo

—No puedo— movió la cabeza de manera negativa

Bajé mi cabeza y vi lo que había dejado el agua que Stephano derramó

—Oh por dios— reaccioné sorprendida a lo que estaba viendo.

— ¿Qué pasa Mary Elizabeth? — volteó de inmediato

—Hay un hoyo en el piso, donde estaba derramada el agua.

Él se agachó y tocó el líquido, lo olió

—Somnum liquidum— me miró fijamente — ¿Recuerdas qué es?

—Sí, es una pócima que te hace caer un estado profundo de sueño y la única forma de despertar es tomando su contrario o con un hechizo de extracción.

Lo miré alarmada

—Es imposible que alguien aquí lo conozca— me llevé la mano a la cara en señal de frustración

—No estaría tan seguro— noté preocupación en su tono de voz

— ¿Pero quién me quería dormir?

Stephano comenzó a ver por todo el lugar de nuevo.

—Creo que tenemos que irnos— se paró y me jaló para que yo lo hiciera también. Me levanté y nos fuimos casi corriendo.

—Tengo que despedirme de Carlo y Alyssa— traté de soltarme, pero me tenía muy bien sujetada.

—Les dices por teléfono

—No— me detuve — ¿Qué está pasando, Stephano? — exigí una respuesta. Necesitaba una respuesta —no me digas que no sabes, porque sé que sí, ¿esto tiene que ver con tus salidas?

—Mi hechicera ¿yo?

De la nada, apareció entre nosotros un joven de igual tamaño que él, pero sus rasgos eran aún más finos, con unos ojos igual de expresivos. Debía de ser un ángel caído, estaba segura de eso.

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora