Después de varios días encerrada e ir a todas partes de la casa acompañada por los gemelos chupasangre, papá tomó la decisión de darme libertad, ya no estaría vigilada por ellos, pero no podía ir a ningún lugar fuera de la barda que protegía la casa.
Mi falsa condescendencia terminó por convencerlo y por fin comenzaría a espiarlo.
Estaba en la habitación de Jeremiah, él era la única persona en quien podía confiar en ese lugar y ese momento. Ambos estábamos sentados en su cama.
—Me alegro que los mosquitos desarrollados ya no estén detrás de ti todo el tiempo— rió
—Jeremiah quiero que me enseñes todo lo que sabes y quiero que me ayudes.
— ¿Qué es lo que quieres aprender? — vaciló —Si tú eres mejor hechicera que yo.
—He perdido la práctica, además quiero que me enseñes movimientos para no ser sometida por los ángeles o los vampiros— respiré profundo y exhalé — ¿Cómo has sobrevivido todo este tiempo?
—Ya te he dicho, he entrenado.
—Pero si ellos están al pendiente— arqueé una ceja — ¿cómo le haces?
—Escapo— sonó despreocupado
— ¿A dónde?
—Al bosque. Durante años estuve buscando cual era el contra hechizo para poder utilizar magia en la casa, hasta que lo descubrí y todos los días cuando ellos creen que duermo voy a entrenar— no había una gota de inseguridad en su voz.
— ¿Y te han descubierto?
—No, mi habitación tiene un hechizo contra ellos y si llegan a entrar verán que estoy dormido, cuando en realidad no hay nadie en la recámara.
—Enséñame a hacerlo
—Está bien— él se paró de la cama
Me miró esperando a que hiciera lo mismo.
— ¿Qué es lo que esperas? — me miró fijamente— ¿Una invitación?
Me levanté
— ¿A dónde vamos?
—Ya verás.
Me tomó de la mano, pronunció unas palabras en voz baja en latín, chasqueó los dedos y desaparecimos de la habitación, fue en un parpadeo. Cuando menos pensé estábamos en una pequeña cabaña, llena de libros y pócimas en todas las paredes. Los muebles era viejos, todo lo que había ahí lo era. Su estilo era rústico y tenía un aspecto de inicios del siglo pasado. Había lámparas de gas en las paredes, no vi ni un sólo interruptor o bombilla de energía eléctrica. Olía a incienso y hierbas silvestres. No reconocí el lugar y desconocía quién vivía ahí.
— ¿Dónde estamos? — pregunté mirando a todos lados.
—En casa de nuestro maestro— sonrió— Nunca habías venido, es por eso que no reconoces el lugar.
Lo miré sorprendida.
— ¿Estamos en casa de Lombardo? — abrí los ojos como platos
—Sí— se sentó en un sofá color café oscuro, cubierto por una tela color gris, que estaba en la pequeña sala de estar.
— ¿Dónde está él? — paseaba por los estantes que había en el comedor, viendo cada uno de los frascos con plantas silvestres y pócimas que tenía hechas.
—Supongo que en el bosque recolectando plantas. No te preocupes pronto llegará— se puso cómodo.
— ¿No crees que se sorprenderá al verme? — me acerqué a él.
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Oscura Noche
FantasyDespués de enterarse que toda su vida es una mentira que ella misma creó, Angie, cuyo nombre es Mary Elizabeth. Tiene una nueva misión: descubrir quien mató a su madre, recordar dónde traspasó sus poderes y regresar a Italia a terminar lo que inició...