Capítulo dos

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El doctor comenzó a hacerme unas preguntas, que eran seguramente, de rutina.

-Angie, soy el Doctor que está a cargo de tu caso- me saludó muy sonriente.

-Hola- le dediqué una falsa sonrisa -mucho gusto.

- ¿Cómo estás?- se acercó a mi cama.

-Digamos que desperté- respondí sarcásticamente sin hacer ningún gesto.

-Es buena señal que tengas algo de humor, aunque sea sarcasmo- hizo un raro gesto.

- ¿Cuándo podré irme doctor? -pregunté mientras él checaba mis signos vitales.

-Te tendremos en observación durante unos días más. Tuviste mucha suerte, el golpe que te diste fue muy fuerte.

- ¿Por qué? - le pregunté dudosa.

- ¿Es tu novio el joven que estaba antes aquí? - preguntó mientras anotaba unas cosas en la hoja que traía.

-Sí.

-Él nos dijo que tuviste un accidente-me miró fijamente- ¿No lo recuerdas? - sabía a dónde se dirigía esa pregunta. Seguramente creía que Stephano era el responsable de mi accidente.

-No- le contesté mientras seguía anotando en su hoja.

-El barandal en el que estabas recargada en las escaleras de tu casa se rompió y caíste desde un segundo piso, tuviste una contusión muy grave, pensábamos que estarías así por mucho tiempo, pero despertaste- checó mi presión -bien, esto es todo, te recomiendo que descanses un poco.

¿Descansar? Si recién desperté de un coma de un mes

-Gracias- respiré profundo.

-De nada, Angie. Recuerda que estamos a tus órdenes para cualquier cosa.

Eso me confirmó lo que sospechaba.

Le sonreí, esta vez sí fui sincera. Cuando él salió se encontró con Stephano afuera, pude escuchar su conversación.

-Ya puedes entrar de nuevo, pero que no se exalte ¿está bien? - escuché que le dijo.

-Sí, Doctor.

Él entró riéndose

-Sé que no lo harás- me reí

- ¿Qué no haré? - preguntó confundido.

-Que no me exalte, siempre consigues todo lo contrario- moví la cabeza de manera negativa.

- ¿Sabes de qué me estaba riendo? - me preguntó al acercarse.

-De lo que te dijo el doctor.

-No-rió -es de lo que una enfermera pensaba acerca del doctor.

Lo miré confundida.

-Créeme que si él le propusiera tener sexo en el cuarto de junto, ella aceptaría sin pensarlo.

- ¡Stephano! - le grité.

- ¿Qué? - me preguntó riéndose aún.

-No es bueno que leas la mente de todos aquí.

-Tengo que cuidarte, recuérdalo- se sentó junto a mí.

-No eres mi ángel de la guarda- lo miré fijamente

-Es cierto que ya no lo soy, pero aún así, mi deber hacia ti, sigue siendo cuidarte. Aunque, no te cuidé del todo bien- apartó su vista de mí.

-No es tu culpa- tomé su rostro -si vamos a buscar culpables esa soy yo. Estaba consciente de lo que iba a hacer.

-Me preocupé mucho cuando no despertabas- tomó mi mejilla.

-Lo sé, ya me lo dijiste.

-No sé qué sería de mí si te perdiera, mi hechicera-la acarició.

-Yo sí, serías un ángel caído, libre de hacer lo que tú quisieras- aparté mis manos de él.

-No- expresó exaltado al colocar su otra mano sobre mí -Sin ti, mi existencia aquí en la tierra estaría vacía. Yo no tengo alma; sin embargo, cuando estoy contigo, es como si tuviera una. Te amo, Angie y nunca me cansaré de decírtelo- tenía ambas manos sobre mis mejillas, me miró fijamente y me dio un tierno beso en los labios. Extrañaba sus besos, su cercanía; lo añoraba a él.

-También te amo- saboreé a un sus labios.

Él me sonrió

-Hay algunas personas que te quieren ver- sonrió

- ¿Quiénes? - le pregunté intrigada.

-Aly y Carlo.

- ¿Y mi abuela dónde está?, ¿por qué no ha venido a verme? - quería saber por qué ella no estaba.

Se quedó callado, eso me decía que algo no andaba bien.

-Stephano, ¿dónde está mi abuela? - mi tono de preocupación era grave.

-Tu abuela se sacrificó por ti, para que no murieras. Te pasó un poco de su energía, le quedaba muy poca, ya que me pasó sus poderes para que peleara con Dante; se los regresé, pero eso no sirvió. Lo siento mi hechicera, ella murió.

- ¡NO! - grité llorando -eso no puede ser cierto, me estas mintiendo, por favor dime que es mentira-lloraba aún más fuerte.

Se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

-Quisiera fuera sólo una mentira, pero no lo es- acarició mi cabello.

- ¿Qué es lo que voy a hacer sin ella?

-Sobrevivir y regresar a Italia para poder terminar con todo esto.

- ¿Dónde están sus cenizas? - le pregunté separándome de él.

-En mi casa, ella pidió un último deseo- me miró fijamente.

- ¿Cuál?

-Que la regresaras a Italia y la sepultaras a un lado de tu abuelo, su único amor- indicó con una sonrisa.

- ¿Qué pasó con Dante?

-Huyó. Supongo que regresó a Italia, no sin antes jurar venganza.

Me quedé pensando por un minuto.

-Stephano, creo que es tiempo de regresar a Italia- expresé fría con sed de venganza.

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora