Capítulo cuarenta y uno

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No podía creer lo que había visto en los recuerdos de Sartore.

¿En realidad estaba enamorado de mi madre ó sólo lo hizo para que confiara en él?

Sabía que ellos podían alterar sus recuerdos y utilizarlos a su beneficio.

— ¿Estabas enamorado de mi madre? — le pregunté, seguía sentada en la banca, él estaba a un lado de mí sin camisa.

—Sí— sonrió —sé que nosotros no tenemos alma, ya que esta es exclusiva de los humanos, pero si hubiera tenido una, la hubiera dado a cambio para que no muriera

— ¿Estabas mintiendo en tus recuerdos? — sabía que la pregunta era absurda, pero tenía que hacerla.

—No, ¿crees que si hubiera estado mintiendo te hubiera dejado ver todo?

—Ya no sé ni que pensar— pasé la mano por mi cabello

—Sólo por una vez en tu vida confía en mí. También me interesa saber quien la mató y vengar su muerte— se acercó a mí y colocó su mano sobre mi hombro.

Le quité la mano

—No me toque

—Hija...yo...

Lo miré fijamente a los ojos

—No me diga hija— lo señalé con mi dedo índice —no después de lo que vi.

—Sé que fue un error y me alegro que tu madre no haya accedido y te haya educado muy bien— se paró y se puso de nuevo su camisa.

Por desgracia él y yo teníamos mucho en común; nuestros destinos fueron muy parecidos. Él se enamoró de una hechicera y esa hechicera se enamoró de un ángel caído, al igual que yo me enamoré de un ángel y no cualquier ángel, si no, de mi ángel de la guarda.

— ¿Tiene algún plan para salir de aquí? — le pregunté en un tono de desprecio.

—Sí, utilizando tu magia

Bufe, porque eso no sería posible

—La magia no funciona en los cuartos. Esta parte y los calabozos tienen un hechizo que no te deja utilizarla, porque, inicialmente, estos cuartos fueron diseñados para mantener prisioneros a los hechiceros más poderosos, ¿algún otro plan? — me coloqué la mano en la sien.

—Cuando vengan a sacarnos para ejecutarnos podemos hacer algo.

— ¿Nos ejecutaran? — reaccioné sorprendida.

— ¿Creíste que nos tendrían aquí solamente sin hacernos algo? Nos mataran, así Cyrano tendrá el control total de todos los eternos. Tanto de los tuyos, como de los míos.

—Eso no puede pasar— me levanté — ¿Sabes donde será la ejecución?

—En el salón principal frente a todos los pertenecientes a la orden.

—Excelente— sonreí

— ¿Por qué?

—Ahí la magia si funciona— mi ánimo mejoró

— ¿Qué es lo que estás planeando? — me miró interesado

—Luchar contra ellos y desaparecer.

—Nosotros solos no podemos contra ellos; son demasiados— comentó exasperado

—Con tus secuaces podremos lograrlo— traté de convencerlo.

—No lo creo, están demasiado corrompidos, a estas alturas Cyrano les debió de dar algo para que lo obedecieran solamente a él— comentó decepcionado. Se sentó en la banca.

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora