Capítulo cuarenta y dos.

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STEPHANO


Supe que Piero se llevó a Mary Elizabeth a la torre de la orden, ya que era el día en que matarían a Sartore y ella tenía que estar presente, porque también atentarían contra su vida. Regresé a la casa de Lombardo. Todos estaban ahí, se curaban las heridas que les había dejado el combate.

— ¿Dónde está Mary Elizabeth? — preguntó al verme que regresaba solo.

—Piero se la llevó— respondí con odio e impotencia por no evitarlo.

Lombardo no dijo nada, sólo se limitó a mirarme fijamente. Caminé hacia el comedor y me recargué en él.

—Tenemos que ir por ella— le di un golpe a la mesa —no quiero que le pase nada.

— ¿Sabes a dónde se la llevó? — preguntó Alyssa quien estaba frente a mí

—Deben de estar en la torre de la Orden— la miré fijamente —hoy ejecutan a Sartore. Tenemos que ir por ella.

— ¿Tienes algún plan? — intervino Carlo

—Primero tenemos que entrar al edificio, atacar sigilosamente a los guardias, llegar hasta los responsables y matarlos. Tenemos que evitar a toda costa que le hagan algo a ella.

—Acérquense todos — gritó Jeremiah —Hoy es el día que hemos estado esperando. Tenemos que ir a la torre, seguramente nos estarán esperando, será peligroso y pueden morir. Está en ustedes si deciden ir o quedarse— hizo una pausa — ¿Quién va con nosotros?

Sin pensarlo todos gritaron a unísono: "guerra"

—Los transportaremos al edificio de la orden. Tómense todos de la mano. Alyssa, Stephano, piensen en el edificio de la orden y repitan al mismo tiempo estas palabras: translatus

Repetimos esas palabras, nuestro poder se combinó. Ya que Lombardo nos había dado unos cuarzos con poderes para que los usáramos en esta ocasión. En un parpadeo aparecimos afuera de la torre.

Jeremiah y yo fuimos al frente. Entramos, golpeamos a los ángeles que cuidaban la entrada trasera del edificio y los atamos con cuerdas eléctricas mágicas. Les dimos la señal a los demás para que entraran. Continuamos nuestro camino lo más cautelosamente posible, para no ser descubiertos. Ya no hubo más guardias, tampoco había gente merodeando en los pasillos, al parecer todos estaban en un sólo lugar del edificio, tenía la ligera sospecha de saber dónde.

Se escucharon pasos hacia nosotros. Jeremiah pronunció el hechizo invisibilia, al instante todos nos volvimos invisibles.

Eran Jace y Vladimir, venían con prisa.

—Rápido Vladimir, el jefe nos espera. Nos quiere ahí por si algo sale mal.

—Nada saldrá mal— respondió Vladimir muy seguro.

—No es eso, el dice que todo terminará hoy y una nueva generación nos espera— sonó orgulloso de lo que pasaría. Supuse que imitó las palabras que a él le fueron dichas.

—Siempre dice lo mismo— vaciló

Estaba seguro que nos esperaba, por ese motivo secuestró a Mary Elizabeth, porque sabía que no la abandonaría y vendría por ella.

—Sólo date prisa, algo no anda bien— advirtió Jace. Antes de caer, él fue uno de los mejores guardianes y se caracterizó por la sensibilidad que tenía al percibir que algo pasaría.

Comenzamos a seguirlos, ellos irían a donde tenían a mi amada. Había dos vampiros en la entrada del salón principal, al ver a Jace y Vladimir les abrieron la puerta, yo entré junto con ellos. Jeremiah estaba hablando con los demás, así que entré al salón principal.

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora